El “guarura” y la carta

En el Itinerario Político del pasado viernes dijimos que en no pocos casos, “el comportamiento violento de algunos “guaruras” de hombres y mujeres de poder parece el retrato hablado de la impunidad de sus patrones”.

Más aún, expusimos: “Un guarura prepotente, golpeador y que violenta reglas elementales de convivencia, comete esas irregularidades porque se sabe protegido, si no es que alentado y hasta premiado por quien le paga”.

Nos referíamos –como queda claro–, al escándalo que detonaron las redes en el affaire conocido como “Lord Ferrari” y que exhibió el momento en que el “guarura” de “un hombre de poder” que viajaba en lujoso Ferrari, sacó de su camioneta a un joven al que, literalmente, secuestra, golpea y asalta.

La mañana del mismo viernes se confirmó que el cuerpo sin vida de un hombre encontrado el jueves en un hotel del estado de México, era del “guarura” Sergio González Ibarra, quien según autoridades mexiquenses, perdió la vida a causa de un infarto fulminante.

Lo es que en la habitación donde murió el “guarura” no encontraron huellas de violencia; la televisión estaba prendida en un canal de música, todos los muebles en perfecto orden y hasta los zapatos de Sergio González estaban acomodados a los pies de la cama. Es decir, el hombre murió acostado y probablemente dormido.

Pero el verdadero hallazgo se localizó en la bolsa trasera del pantalón del “guarura”. Un mensaje manuscrito –en dos hojas–, en donde habría narrado su versión de los hechos. ¿Y cual es esa versión?

Escalofriante. Según Sergio González Ibarra, su patrón, Alberto Sentíes Palacios –propietario del Ferrari–, no sólo le ordenó golpear al joven Jair, sino que “sólo me empinó”. Le dijo que nada pasaría pero lo dejó solo.

Es decir –que como aventuramos aquí el pasado viernes–, resulta que Alberto Sentíes Palacios –dueño del Ferrari–, en realidad es un mentiroso que fingió estar ciego, sordo e idiota. Nada, lo cierto es que no solo vio y escuchó toda la agresión, sino que ordenó al guarura golpear a Jair.

De un momento a otro la Procuraduría mexiquense confirmará que la carta del “guarura” fue escrita de su puño y letra y dará a conocer el estudio científico para saber si el infarto fulminante que mató al “guarura” fue o no provocado.

Por lo pronto, tarde o temprano veremos a Lord Ferrari en prisión.

Al tiempo.

Tomado de Milenio