En su columna de hoy para Milenio, Liebano Saenz aborda un tema de gran relevancia en la coyuntura actual, habla sobre la continuidad y el cambio.
Y dice:
“La renovación de poderes se debate entre la continuidad y el cambio, sobre todo en este último. De eso se trata. Incluso el mismo partido gobernante implica un cambio, no solo de quien ocupará el cargo público, sino de la forma y fondo del desempeño”.
“El mejor presidente de México no es aquel que rompe con todo lo anterior sino, más bien, aquel capaz de conciliar las aspiraciones y necesidades de transformación con la valoración de lo que existe”.
Rescatamos el análisis sobre las posturas de cambio y continuidad de los precandidatos a la presidencia de nuestro país.
En el caso de la Coalición Juntos Haremos Historia, que postula a Andrés Manuel López Obrador considera que: La coalición Juntos Haremos Historia representa el regreso al presidencialismo en su máxima expresión, un modo de ejercer el poder que por igual reparte, castiga o absuelve.
En cuanto al candidato de Por México al Frente, Ricardo Anaya, plantea continuidad y cambio, pero se centra en aprovechar el ánimo de rechazo al actual estado de cosas. Las fortalezas del candidato del Frente también están en la comunicación, pero envía mensajes ambiguos, resultado de la coalición que lo postula.
Por último, José Antonio Meade, candidato de la coalición Todos por México, considera por su condición de ciudadano y alto servidor público de dos gobiernos de distintos partidos, ofrece las mejores condiciones para conciliar cambio con continuidad.
En pocas palabras: López Obrador se ha centrado en decir lo que no quiere. De Ricardo Anaya se espera más claridad sobre muchos aspectos de la agenda nacional. También queda pendiente, que José Antonio Meade y su coalición precisen la propuesta propia sobre los términos de la continuidad y el cambio que se pretende.