Ya pasaron más de dos meses desde que en la reforma constitucional en materia educativa, que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, envió a la Cámara de Diputados, por un error mecanográfico ”borraron” la autonomía universitaria.
Fue el pasado 12 de diciembre cuando los redactores, de dicha reforma, omitieron la fracción VII del artículo tercero constitucional que establece la autonomía de las universidades públicas.
El 14 de diciembre la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó tal “errata”, por lo que le solicitaron a los diputados que se corrigiera; sin embargo, eso todavía no sucede.
Incluso, el pasado 6 de febrero el rector, Enrique Graue le envió un recordatorio al presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado, para que hicieran las correcciones pertinentes.
Hasta el Consejo Universitario de la UNAM emitió un comunicado donde resaltaron como “garantía imprescindible para la independencia y la libertad de cátedra ante cualquier intento por inmiscuirse en los asuntos internos de nuestra Máxima Casa de Estudios”.
A más de dos meses de este “nuevo error de diciembre”, ¿los responsables no lo quieren corregir o la velocidad de la Cuarta Transformación no se los permite?
