EL DOLOR QUE PRODUCEN LAS HERIDAS NARCISISTAS

Para desarrollar el concepto de narcisismo, Freud se basó en el mito de Narciso (personaje de la mitología griega que quedó cautivado con su imagen), y lo describió como el  proceso por el que la libido —energía vital para el desarrollo—,  se dirige hacia sí mismo. 

En el inicio de la vida del ser humano, este requiere que su entorno gire alrededor de él mismo ya que necesita que los demás —sus padres—, satisfagan sus necesidades básicas para poder sobrevivir.

Con el desarrollo posterior, el bebé con la ayuda de los padres, se da cuenta que él no es el centro del universo y que existen “otros” —padres, hermanos, abuelos— a los que deja de ver como objetos a su servicio, es entonces que el ser humano abandona la actitud de centrarse en sí mismo y pueda tomar en cuenta al “otro”.

Sin embargo, esto no siempre sucede así; cuando el proceso normal del desarrollo se ve alterado por  circunstancias diversas, tales como, cuando los padres centran su vida y atención en el hijo quien crece pensando que sigue siendo el centro del universo y lo único que importa son sus deseos y necesidades.

Otra posibilidad es cuando por el contrario, son sujetos carenciados de atención ante la indiferencia e incluso maltrato por parte de los padres. La decepción que esto le puede causar, le genera heridas procedentes no sólo de uno de los padres sino que los incluyó a los dos. ¿Qué objeto les queda por amar sino a ellos mismos? (Green A 2005).

Es que por esta clase de alteraciones en el desarrollo por lo que la persona puede llegara desarrollar un narcisismo patológico —caracteropatía narcisista—.

Los rasgos de personalidad narcisista se asemejan a la vida anímica de los pueblos primitivos y de los niños: sobrestimación del poder de sus deseos —-lo que deseo se cumple—-, la omnipotencia de los pensamientos, una fe en la virtud de cautivar mediante las palabras —lo que digo es ley —, y la transmisión de la creencia de ser poseedor de una fuerza mágica para resolver conflictos (Freud 1914).

Cuando la persona con caracteropatía narcisista tiene una experiencia en donde no es el centro de atención, la persona sufre de un gran dolor —herida narcisista—, que puede llegar a desequilibrarlo. Las heridas narcisistas son afrentas dirigidas al ego, al orgullo y por eso es que duele tanto al grado de producir la inestabilidad en la persona quien puede llegara tener diversas reacciones.

Como ejemplo, esta semana fuimos testigos de una herida narcisista que sufrió el presidente Lopez Obrador al sentirse excluido de una negociación en la que no tenía que ser incluido. 

La iniciativa privada logró apoyos que el Gobierno Federal se ha negado a ofrecer, el pacto entre el Consejo Mexicano de Negocios y el BID para apoyar a 30 mil Mipymes.

En su discurso del las mañaneras declaró entre otras cosas: “No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes. ¿Cómo que se hace un acuerdo y que Hacienda lo avale? ¿Y qué? ¿Nosotros estamos aquí de floreros, de adorno?”, reprochó el Mandatario en una clara actuación de su ego herido que lo llevó a hacer un reclamo a modo de berrinche.

Las heridas narcisistas duelen y duelen en serio.