¿El aeropuerto a consulta? El arma de un líder autoritario

Al término de un evento en San Luis Río Colorado, Sonora, el candidato de “Juntos haremos historia”, Andrés Manuel López Obrador, se pronunció a favor de de revisar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

El candidato indicó que buscará a contratistas, empresarios y constructores para convencerlos de cancelar el proyecto que se realiza en Texcoco, y en su lugar, se apruebe su propuesta de construir dos pistas más en la Base Militar de Santa Lucía.

“Voy a buscar a empresarios y contratistas para convencerlos de que podemos resolver el problema de la saturación del actual aeropuerto con mucho menos dinero”, dijo el candidato.

Y además, Indicó que en caso de no haber consenso con los empresarios, la construcción del aeropuerto se va a someter a consulta ciudadana.

Al parecer el tema de las consultas ciudadanas para el tabasqueño es recurrente: para quedar bien con sus aliados del PES, indicó que sometería a consulta derechos de la comunidad gay como el matrimonio igualitario y la adopción homoparental, a pesar de que la ley especifica que los derechos humanos no pueden ser objeto de consulta popular. Asimismo, prometió someter a consulta la continuidad de las reformas energética y educativa respectivamente.

Siguiendo el manual de un buen dictador, impondrá los temas que no le son favorables a “consulta ciudadana”, indicando que es un mandato de las mayorías.

La consulta ciudadana es una herramienta útil, para llevar al escrutinio público temas impulsados por la sociedad civil. Pero en el caso de los gobiernos autoritarios, las consultas pueden ser manipuladas para imponer los proyectos personales del gobernante en turno.

Al parecer el tema del NAICM, está desnudando al AMLO de 2006 que estaba oculto en una máscara relajada y hasta chusca de sí mismo. Poco a poco emerge el candidato perdedor de las dos últimas elecciones presidenciales.

 

La advertencia está sobre la mesa: si AMLO llega al poder, usará la consulta popular como herramienta para pasar por encima de la ley; por ejemplo, si no puede revertir las reformas estructurales en el Congreso, o si no puede acordar con empresarios la cancelación de un proyecto.