DURAZO Y LA DESVERGÜENZA

En un caso más del surrealismo político que caracteriza a México, el secretario de Seguridad Ciudadana del gobierno federal, Alfonso Durazo Montaño, se prepara para asumir la candidatura al gobierno de Sonora a pesar del estrepitoso fracaso en su gestión al frente de la dependencia que aún encabeza.

De acuerdo con las cifras oficiales, es decir, las aportadas por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, del 1 de diciembre de 2018 al pasado domingo, es decir, en todo lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, 62 mil 656 personas han sido asesinadas de manera violenta en el país.

La cifra es de escándalo, pues supera en aproximadamente un 82 por ciento a la cantidad de homicidios dolosos registrados en el mismo periodo del sexenio de Enrique Peña Nieto y en 222 por ciento a los números en la materia registrados durante el sexenio de Felipe Calderón.

Apenas el domingo pasado se registraron 114 homicidios en 24 horas, en lo que fue el segundo día más violento en lo que va del actual gobierno federal.

Estos datos duros hablan de un rotundo fracaso de la estrategia en materia de seguridad del gobierno, basada, según palabras del presidente, en una política de abrazos, no balazos, en no perseguir a los capos de la delincuencia organizada y en acusar a los malosos con su abuelita.

Lejos de que la violencia disminuyera, como lo había prometido López Obrador, aumentó considerablemente. Y el responsable político de este fracaso se llama Alfonso Durazo.

Su paso por la Secretaría de Seguridad Ciudadana ha dejado mucho qué desear. Como buen obediente ciego, ha permitido que sus funciones sean suplantadas por mandos militares, que se van por la libre a través de la malograda Guardia Nacional.

Imposible olvidar el papelazo que hizo Durazo durante el llamado ‘Culiacanazo’, registrado el 17 de octubre del 2019, cuando las fuerzas federales habían detenido a Ovidio Guzmán López, el hijo de ‘El Chapo’ Guzmán, y lo dejaron libre por presiones del sicariato del capo.

Ese día, que pasó a la historia como la claudicación del gobierno ante el crimen organizado, Durazo se enredó con mentiras e imprecisiones al intentar justificar lo injustificable. Y al final lo que quedó claro fue que a él mismo no había sido bien informado.

Más adelante, el 5 de noviembre del año pasado, Durazo mintió ante senadores de la República, a quienes aseguró que nadie había dado la orden de soltar al ‘Chapito’,  lo que fue desmentido meses después por López Obrador, al reconocer que él dio la orden.

Durante su gestión al frente de la SSC, Durazo se ha caracterizado por sus declaraciones banales, como cuando dijo que estábamos en un “momento de inflexión” o cuando dijo: “cada vez más lejos de los días negros de inseguridad”.

Si Durazo tuviera un poco de vergüenza, renunciaría al cargo que aún ostenta sin buscar ningún otro puesto público, pues esa sería una forma de asumir su responsabilidad política.

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Pero en el México real, la ética y la vergüenza no forman parte del diccionario de la clase política. Durazo se prepara para, con la bendición del presidente, asumir la candidatura de Morena al gobierno de Sonora.

Aunque el hecho de que sea candidato no le garantiza que será gobernador. La titular de la Conade, Ana Guevara, ya se empezó a mover por el PT y si se lo propone, podría hacerle una travesura a Durazo, como quitarle votos si se lanza por su cuenta con los petistas.

Al final serán los votantes sonorenses quienes decidirán si sancionan la negligencia y la desvergüenza de Durazo al negarle su apoyo o si lo premian con la gubernatura, como si la mereciera.

OFF THE RECORD

**TAMBORAZOS EN MORENA

Ni a cuál irle entre los aspirantes a la dirigencia nacional de Morena. Uno, Porfirio Muñoz Ledo, intentó dar un golpe de Estado; el otro, Mario Delgado, tomó mediante sus afines la sede del partido para impedir el golpe.

Al final de cuentas, ambas son acciones de fuerza que suplantan la vida institucional que debe tener todo partido político.

Muñoz Ledo es ariete de los ultras y Delgado es el delfín del presidente de la República.

Y ambos prefieren los tamborazos y las batucadas por encima de la institucionalidad.

**REVIENTAN A LÓPEZ-GATELL

La sonrisa desapareció de la boca del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien salió más que raspado de la sede del Senado.

Acostumbrado al confort de sus conferencias de prensa en donde nadie lo cuestiona y si lo hacen siempre tiene una forma de evadirse, López-Gatell no pudo romper el cerco que le impusieron senadoras del PAN.

Virrey de las camas vacías”, “ciego”, “exceso de soberbia”, fueron algunos de los calificativos que las panitas le endilgaron.

Fue tal el bombardero, que el presidente de la Comisión de Salud, Miguel Angel Navarro Quintero, –de Morena, por supuesto–  mejor suspendió la comparecencia.

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