El presidente Andrés Manuel López Obrador ha presumido ser un demócrata, que es humanista y respetaba los derechos y libertades de los demás, que era humilde y tenía principios cómo “no mentir, no robar y traicionar”.
“No hay nada más noble y más bello que preocuparse por los demás y hacer algo por ellos, por mínimo que sea. La felicidad también se puede hallar cuando se actúa en beneficio de los demás: vecinos, compañeros de estudio o de trabajo, cuando se hace algo por la colonia, por la colectividad, el pueblo o el país. Estos actos nos reivindican cómo género humano, forman comunidad, construyen ciudadanía y hacen de este mundo un lugar un poco mejor”, se lee en la declaración de principios con los que fundó Morena.
Luego de ganar la elección presidencial en 2018, llamó a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales, por legítimos que sean, el interés superior y general.
“Los cambios serán profundos, pero se darán con apego al orden legal establecido. Habrá libertad empresarial; libertad de expresión, de asociación y de creencias; se garantizarán todas las libertades individuales y sociales, así como los derechos ciudadanos y políticos consagrados en nuestra Constitución”, prometió en la noche del 1 de julio de 2018, tras enterarse que ganó de forma contundente.
Sin embargo, todas esas promesas y principios las ha olvidado, ya que su gobierno no desterró la corrupción como había dicho, se burla de las masacres y se ha mostrado insensible por las víctimas de violencia, ha recurrido a la demagogia y distractores para no hablar de su gobierno fallido, no se ha cansado de mentir y de victimizarse y no ha ocultado sus intentos por concentrar el poder.
Asimismo, descalifica y ataca a todas aquellas personas que piensan diferente a él, que denuncian sus corruptelas y tropelías; además usa discursos de odio para dividir a los mexicanos y radicalizar a sus lacayos y seguidores para acosar y agredir a sus adversarios.
Para reflexionar sobre este tema, tenemos la columna de Gilberto Guevara Niebla que se titula “Política de odio” en donde señala que López Obrador presumía ser una persona íntegra, pero su intolerancia reveló que es un sujeto dominado todo el tiempo por el odio, la culpa y la inseguridad.
“La tolerancia es un valor universal que involucra auto-control, deliberación y paciencia. Lo que resulta casi inconcebible es que un hombre que insiste en su honestidad y bondad, predique a diario el odio contra aquellos que no comparten sus ideas”, escribió.
En ese sentido, señaló que por medio de sus discursos, Andrés Manuel direcciona los sentimientos de los mexicanos en contra de sus opositores.
“La violencia verbal, tarde o temprano, se concierte en violencia física, esto ocurre más fácilmente en países con tanta pobreza y tanto resentimiento social como el nuestro. (…) El discurso agresivo no puede producir conciencias buenas, tolerantes y prudentes, al contrario, suscita odio y menosprecio”, alertó.
A continuación puede consultar el texto completo.
Con información de La Crónica
MSA