¡Democratas, Calderón y Peña; AMLO, un tirano!

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Especial

 

¿Qué entienden cuando escuchan la siguiente reflexión: “Al final de cuentas estábamos mejor, cuando estábamos peor”?

Y no, no se trata de un juego de palabras.

En realidad, se trata de una parodia de la estulticia social y política fabricada por Morena y por López Obrador –por lo menos desde el año 2006–, que se empeñó en mentirles a los ciudadanos sobre la realidad de los gobiernos de Calderón y Peña Nieto.

Y es que, le guste o no a millones de mexicanos que creyeron tal cuento “engañabobos”, lo cierto es que, en los gobiernos de Calderón y Peña, vivíamos en una democracia real, con libertades vigentes, con plena división de poderes, con elecciones libres, transparentes y confiables y, sobre todo, con un combate verdadero contra la violencia y el crimen.

Hoy, sin embargo, en los casi siete años de los gobiernos de Morena –con López Obrador y Claudia Sheinbaum como presidentes–, no sólo está muerta la democracia, sino que los procesos electorales son groseras elecciones de Estado; además de que el INE y el Tribunal Electoral terminaron en feas marionetas al servicio del poder presidencial.

Un poder absoluto que, paso a paso carcome y captura todas las instituciones democráticas, hasta convertir –por ejemplo–, al Poder Judicial, en una caricatura al servicio del poder absoluto.

Y el mejor ejemplo lo vimos apenas el domingo 15 y el lunes 16 de junio, del 2025, cuando una mayoría del INE –capturada por Obrador y Claudia–, le dio el tiro de gracia al Poder Judicial autónomo, como lo conocimos desde 1996, para dar paso a una caricatura y remedo de un poder judicial sometido y al servicio de Palenque y de Palacio, además de que lo integran la peor basura política imaginable; la escoria de Morena.

Pero lo más simpático del asunto es que, a querer o no, los niveles de corrupción, de destrucción democrática, de censura, opacidad y autoritarismo que han alcanzado todos los gobiernos de Morena –municipales, estatales y el federal–, hacen ver a las gestiones de Calderón y Peña como verdaderos campeones en honestidad, fortaleza democrática, libertad de expresión, transparencia y división de poderes.

En efecto, le guste o no reconocerlo a los simpatizantes de Obrador, de Claudia y, en general, a los lambiscones de los gobiernos de Morena, lo cierto es que el México de Calderón y Peña era un mejor país para vivir.

Sin duda que había corrupción, pero nunca a los niveles de la pandilla de ladrones en que se convirtieron los gobiernos de Morena, cuyo dueño, el señor López, llegó al extremo de matar al Instituto de Transparencia para ocultar el saqueo al dinero público.

Sí, a querer o no, con Calderón y Peña el IMSS, el ISSSTE y el Seguro Popular eran instituciones de salud de calidad mundial; igual que la calidad de paraestatales como la CFE. Hoy, son de escándalo el desabasto de medicinas, la ruina del sistema de salud y los millones de mexicanos muertos por falta de atención médica.

Sí, les guste o no, las elecciones eran libres, transparentes, confiables y sus resultados un ejemplo para el mundo, ya que el INE y el Tribunal Electoral eran modelo de eficacia e independencia a seguir por el mundo. Hoy, en Palacio y Palenque han atrapado a todo el sistema electoral.

Sí, lo reconozcan o no, con Calderón y Peña había libertad de expresión, no había censura y menos persecución a medios y periodistas. Hoy, la censura es oficial, los periodistas son llevados a juicio por criticar, los medios están cooptados por completo y las “mañaneras” son la mayor fábrica de la grosera verdad oficial y la demencial mentira institucional.

Sí, lo acepten o no, con Calderón y Peña había división de poderes; con un Legislativo plural e independiente y un Judicial autónomo; era un ejemplo para el mundo la independencia de la CNDH y de la PGR o Fiscalía General. Hoy López y Claudia mangonean a los poderes legislativo y judicial, mientras que la CNDH no existe, en tanto que la Fiscalía General es un brazo represor de la dictadura.

Pero acaso existe algo aún peor.

Y es que, al mejor estilo de las tiranías del mundo, López Obrador y su pandilla criminal de Morena se valieron de la joven democracia mexicana –de todas sus confiables instituciones–, para acceder a poder y, una vez en la cúspide, empezar la destrucción de todo el andamiaje democrático.

Sí, una verdadera tragedia que se cometió y se sigue cometiendo frente a los ojos de todos, sin que la mayoría sea capaz de reaccionar.

Sí, frente a una sociedad de idiotas.

Al tiempo.