En los últimos días el tema de la Casa Blanca de Angélica Rivera y el expresidente de México, Enrique Peña Nieto, así como la “Casa Gris” de José Ramón López Beltrán, hijo de Andrés Manuel López Obrador, han estado en el ojo del huracán. Sin embargo, este tipo de escándalos de opulencia entre los políticos de México datan desde 1951.
Así lo recordó Francisco Ortíz Pinchetti en su columna para Sin Embargo, en donde recordó el escándalo revelado por periodistas de la revista Presente, esto durante el gobierno de Miguel Alemán Valdéz, cuyos funcionarios construían mansiones en la CDMX, en lo que ahora es Lomas de Chapultepec.
“Durante 36 semanas, la revista dedicó al tema reportajes en los que describía las casonas de los alemanistas, y criticaba en editoriales y caricaturas el súbito y sospechoso enriquecimiento de los altos funcionarios, así como la opulencia y ostentación en que vivían. Hasta que la censura gubernamental la clausuró y Piñó Sandoval tuvo que irse a la Argentina”
Esa fue una de las líneas que siguió en su momento el semanario Proceso, dirigido por Julio Scherer García a partir de su fundación en 1976. La opulencia de los políticos fue tema de numerosas investigaciones periodísticas de la revista, en muchas de las cuales participé. Entre otros, estuvieron los reportajes de Ignacio Ramírez sobre el llamado “Partenón” de Arturo Durazo, jefe de la policía del entonces Distrito Federal, durante el gobierno de José López Portillo, en Zihuatanejo, Guerrero. El reportero se hizo pasar por albañil para entrar en la casona en construcción y así pudo describir sus dimensiones insólitas y sus instalaciones.
También reseñó Nacho otra mansión de Durazo en el Ajusco. Construida sobre un predio de 20 mil metros cuadrados, la mansión tenía galgódromo, cortijo, lagos artificiales, alberca techada, salón de juegos, discoteca, canchas de tenis y futbol, campo de tiro, caballerizas, helipuertos y juegos infantiles.