DE DON JUAN AL HOMBRE CONTEMPORANEO. LAS NUEVAS MASCULINIDADES

Avanzar paso a paso con firmeza pero con dulzura extrema para vencer las resistencias de aquel corazón, que mediante cien halagos, amabilidad, encantos inexplicables y todo el placer del amor , logrará  apoderarse del corazón y la voluntad de la mujer en turno.

Pero cuando se es dueño de ella una vez, no hay ya nada qué decir ni que desear; toda la belleza de la pasión ha terminado, y el seductor se duerme en la tranquilidad de este amor a menos que algún objeto nuevo venga a despertar su deseo, a presentar a su corazón los atractivos encantos de una nueva conquista. (Kristeva 1987).

Lo anterior es la técnica de seducción de aquellos hombres que se consideran un “Don Juan” en el mundo de “las conquistas femeninas” y que le brinda la admiración del medio masculino influenciado por la sociedad machista de nuestra cultura.

Para “el Don Juan”, ninguna de sus conquistas le resultará cautivadora para ser la elegida que pueda frenar su carrera de seductor. Esta deseoso de conquistar porque es incapaz de retener a la mujer, de amar, de transmitir y compartir vitalidad con la pareja para construir un proyecto de vida.

La incapacidad para retener al amor deja al conquistador con la admiración de sus pares masculinos pero con un gran vacío interno, es entonces que decide construir una masculinidad diferente que le permita dar paso a un vínculo amoroso en donde prevalezca la admiración, el respeto, la vitalidad y el amor.

La masculinidad se define como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son característicos del hombre en una sociedad determinada.

El hombre con una masculinidad hegemónica se caracteriza por ser una persona importante, independiente, autónoma, activa, productiva, y a nivel familiar son proveedores y con un amplio control sobre sus emociones.

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Sin embargo, algunos hombres, están dispuestos a analizar y elegir otras conductas, características y actitudes nuevas haciendo a un lado la rivalidad con la mujer y el miedo a la castración que le puede provocar la inteligencia y potencialidades de su pareja.

Igualmente reconociendo y dándole un valor a esa parte sensible y cariñosa —la parte de lo femenino que todo ser humano tiene en su ser ——, sin por ello sentirse devaluado o menospreciado.

De ahí que actualmente haya hombres que toman lo bueno de una y otra forma, obteniendo la posibilidad de elegir cómo relacionarse con otros; reconociendo que la relación no debe ser necesariamente violenta ni implicar atracción sexual; respetar el derecho a definir la preferencia sexual; asumir que los hombres tienen derecho a experimentar los mismos sentimientos que las mujeres y de igual forma evaluar positivamente la amistad entre hombres.

De la misma manera poder disfrutar del acercamiento afectivo con los hijos, al cambiarles los pañales, darles el biberón y jugar con su bebé. Después de todo no hay nada más atractivo y seductor que un hombre cargando a su bebé con pañalera al hombro o aquél que puede ofrecer una seductora cena preparada por él.