La muerte se asume como el desenlace necesario de toda vida. Se considera como algo natural incontrastable e inevitable.
Por lo general, el ser humano se muestra indiferente ante ella hasta que se hace presente cuando nos ataca una pandemia como la del COVID-19 que ha provocado la muerte de miles de personas en el mundo.
Cuando una persona muere, se mantiene una conducta de respeto y de admiración en donde no hay lugar para la crítica hacia la persona fallecida, se le disculpan sus errores, y en su epitafio se le honra resaltando lo que se piensa que fueron sus virtudes.
La actitud ante la muerte cambia si la persona que fallece es cercana al sujeto. Cuando la muerte alcanza a alguno de los padres, pareja, a un hermano, un hijo, o a un amigo muy cercano; quedamos envueltos en el remolino del duelo en donde sentimos que quedan sepultadas las esperanzas, el derecho al placer, se hace presente una resistencia a ser consolado y el sentimiento es de que una parte de uno mismo muere cuando un ser querido muere.
Como parte del duelo, para la persona que enfrenta la perdida su vida se ve dolorosamente alterada. Se presenta una sensación de empobrecimiento y en casos extremos, se empieza a perder interés por la propia vida.
La muerte en la pandemia de Covid
Hace dos años en que la pandemia se hizo presente en nuestro país, llegó acompañada por la muerte y en ese momento no contábamos con ninguna herramienta para poder combatir el ataque del COVID-19 lo que le facilitó a la muerte el llevarse a muchos de nuestros seres queridos.
Es entonces que ya no podía verse a la muerte con indiferencia sino con una gran desesperación, miedo por la vida de los seres queridos y por la propia. Incluso hubo muchos momentos en que parecía que la desesperanza se hacía presente al no vislumbrarse el termino de la pandemia.
Sin embargo, ahora en que se puede pronosticar el fin de la pandemia, la muerte sigue rondando en nuestro país con las matanzas que se dan cada día y a nivel mundial con los ataques bélicos de Rusia contra Ucrania.
En el caso de una guerra, la actitud ante la muerte puede dividirse. Por una parte la que puedan tener los soldados que arriesgan su vida en la batalla y que al partir hacia la guerra saben que la batalla por salvar la vida será intensa y que esta presente el momento en que la muerte se apodere de su vida.
El grupo que ve partir a un padre, un hijo o un hermano hacia la guerra sólo le queda por un lado, esperar que en algún momento la muerte les arrebate al ser querido que vieron marchar, y por otro lado tratar de que a ellos mismos no les llegue la muerte.
Un gran vacío es el que existe en la presencia de estudios que revelen las alteraciones psíquicas que pueden darse tanto en los combatientes como en sus familiares. Igualmente a los mexicanos que enfrentaron la perdida de algún ser querido por la pandemia, pero la salud mental de los seres humanos es un aspecto al que no se le da la suficiente importancia en el mundo.
AIS
