El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), encontró en los galimatías una nueva forma de encubrir al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien ha violado de manera sistemática la Constitución infinidad de veces al entrometerse en el proceso electoral.
El TEPJF ha determinado en varias sentencias que el presidente ha violado la Constitución al difundir programas de gobierno en plenas campañas electorales, pero de ahí no ha pasado.
En la resolución emitida el pasado jueves, la Sala Especializada del Tribunal determinó una vez más que el presidente violó la Constitución, pero en su resolución ordenó “vincular” al primer mandatario a que “se ajuste la información difundida en las conferencias matutinas a las excepciones constitucionales de propaganda gubernamental durante las campañas electorales de los procesos electorales en curso y hasta la conclusión de la jornada electoral”.
Las preguntas…
Nadie ha explicado hasta el momento qué quiso decir el TEPJF con todo ese rollo. ¿Qué debemos entender por “vincular”? Una de las seis acepciones que contempla la Real Academia de la Lengua Española para este verbo es “sujetar a una obligación”. Es decir, obligar.
¿En su sentencia del pasado jueves el TEPJF decidió “obligar” al presidente a que se ajuste a lo que marca la Constitución? ¿Si es así por qué no lo dice con mayor claridad?
Pero “vincular” también puede ser entendido como “perpetuar o continuar algo”, según la RAE. ¿Entonces qué quiso decir el Tribunal? ¿Por qué no usar otro verbo más preciso para que no queden dudas de lo que quiso decir?
Dice la sentencia que se ordena “vincular” al presidente, a través de la Consejería Jurídica de la Presidencia, a que respete la Constitución. ¿O sea que Julio Scherer le debe pedir o exigir o recomendar (según lo que se quiera entender por “vincular”) a su jefe, el presidente de la República, que deje de violar la Constitución? Y si no lo hace, ¿quién le reclamará?
Al TEPJF le encanta utilizar el verbo “vincular” en asuntos relevantes, como cuando resolvió el asunto de la paridad de género en las candidaturas a gobiernos estatales y el comunicado de prensa daba a entender lo contrario de lo que se aprobó en el pleno.
Ahora el Tribunal vuelve a utilizar ese término tan ambiguo solo para esconder su actitud timorata, que le impide aplicar sanciones claras y rigurosas ante una conducta reiterada y sistemática del presidente de la República que empaña el proceso electoral y que daña a la democracia.
