En meses recientes, usuarios de redes sociales en España han utilizado el concepto de “ineptocracia” para criticar al presidente Pedro Sánchez y a los funcionarios que ha nombrado como integrantes de su gobierno.
“Ineptocracia” es un concepto atribuido al filósofo francés Jean d’Ormesson, quien lo define como “un sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías, que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que sabe que son idiotas”.
Por extensión el concepto de “ineptocracia” también ha sido utilizado, por ejemplo, para criticar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Sin embargo, quizá no habría que ir tan lejos para encontrar otro ejemplo de “ineptocracia”.
Casi dos meses y medio después de la elección del pasado 1 de julio, el tiempo parece haber comprobado que el ganador de la elección fue el menos preparado para gobernar.
Las promesas de campaña del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, han ido cayendo incluso antes de que tome posesión, simple y sencillamente porque muchas de ellas fueron disparates.
Así por ejemplo, no se congelarán los precios de la gasolina; tampoco se cancelarán los contratos de la Reforma Energética; no se regresará al Ejército ni a la Marina a sus cuarteles; y si López Obrador no decide ignorar los estudios que él mismo encargó, tampoco se cancelará la construcción del Nuevo Aeropuerto en Texcoco para construir en Santa Lucía.
Además, como en Pedro Sánchez en España, López Obrador ha incluído en su gobierno a funcionarios de probada ineptitud, o en el mejor de los casos, sin experiencia para ejercer el encargo que recaerá sobre sus hombros.
Basta citar un algunos ejemplos: el futuro secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, nunca ha ejercido un cargo relacionado con seguridad. Además, el futuro director de Pemex, Octavio Romera Oropeza, se ostenta como ingeniero agrónomo aunque no existe cédula profesional que lo acredite como tal. Y la futura subsecretaria de Gobernación, Diana Álvarez Maury tiene mucha experiencia… en terapias de “transmisión de energía cósmica”.
Por si fuera poco —y como si siguiera al pie de la letra la receta de la “ineptocracia de d´Ormesson— Obrador pretende aplicar medidas populistas que ya fracasaron en tiempos de Echeverría y López Portillo, como establecer de precios de garantía en el campo o apostar por la refinación de gasolina sin importar que no sea un negocio rentable para el Estado.
Por eso, vale la pena reflexionar: ¿Será México una “ineptocracia” a raíz de la llegada de AMLO y Morena al poder?