La Comisión Reguladora de Energía, un organismo supuestamente autónomo, está bajo control total de la llamada “Cuarta Transformación” y hace lo necesario para devolverle a Pemex el monopolio del mercado de los combustibles.
La CRE fue el primer organismo autónomo atacado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, prácticamente desde el inicio de su gobierno, cuando acusó sin pruebas de corrupción al comisionado presidente, Guillermo García Alcocer.
Debido a las presiones, García Alcocer prefirió renunciar en junio del 2019 y desde entonces López Obrador tomó el control de la CRE a través del resto de comisionados que, intimidados, se han visto sumisos y obedientes.
Por instrucciones de López Obrador, la CRE tiene paralizadas las autorizaciones para nuevas gasolinerías de la iniciativa privada, y solo permite la operación de nuevas estaciones de servicio de Pemex.
De las 12 mil 500 gasolineras que hay en el país actualmente, aproximadamente el 70 por ciento pertenece a la franquicia de Pemex y el resto es de otras empresas privadas; el gobierno de la “4-T” quiere reducir la brecha a favor de la empresa del Estado para que recupere el monopolio que tenía hasta antes de la Reforma Energética del 2014.
La CRE también se ha dedicado a cumplir con los dictados de López Obrador en materia de gas LP, al frenar todos los permisos de operación de empresas privadas de distribución y otorgar, en cambio, sin mayor trámite, el permiso a la empresa fantasma de Pemex Gas Bienestar.
López Obrador quisiera controlar todos los organismos autónomos del Estado; ya tiene a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al Instituto Federal de Telecomunicaciones y a la Comisión Reguladora de Energía. Y va por más.
JC
