Cinco días seguidos de abucheos para AMLO

A 116 días del gobierno de Obrador, el “encanto” poco a poco se ha ido perdiendo, la sociedad se está dando cuenta que no se puede vivir de promesas

El pasado 1 de julio, Andrés Manuel López Obrdor, ganó las elecciones presidenciales con un margen histórico, más de 30 millones de ciudadano votaron por él —algo sin precendentes—.

Pero a 116 días de su gobierno el “encanto” poco a poco se ha ido perdiendo, la sociedad se está dando cuenta que no se puede vivir de promesas y que el mundo maravilloso que les prometió, López, no está ni cerca de serlo.

Cinco días, cinco abucheos

— Todo comenzó el pasado viernes 22 de marzo, en su arribo al estado de Guerrero, AMLO fue recibido por padres de familia que le recriminaron el recorte presupuestal al programa de estancias infantiles, que ha provocado el cierre de muchas de éstas.

— El sábado 23 de marzo, el político tabasqueño fue invitado a inaugurar un estadio de béisbol, en la Ciudad de México, para sorpresa de todos, cuando se disponía a dar su mensaje una rechifla generalizada opaco su momento.

Ante tal situación, solo se limitó a decir que eran integrantes de la “porra fifí”.

— El domingo 24 de marzo, en el aeropuerto de la Ciudad de México, los reclamos contra Obrador continuaron, solo que en esta ocasión fueron padres de niños que padecen cáncer, pues recortó el presupuesto a aquellas instituciones que atienden a estos pacientes.

— El lunes 25 de marzo, en Villahermosa, Tabasco —su tierra natal— el presidente fue recibido por extrabajadores de Pemex y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que protestaron por los despidos injustificados que se presentaron al inicio de su sexenio.

— Y este martes 26 de marzo, en visita de trabajo, en el estado de Sonora, AMLO fue refutado por el “pueblo sabio”, cuando aseguraba que la gasolina era más barata en dicha zona del país; sin embargo, la gente le recordó que en realidad no era así.

En cinco días Andrés Manuel López Obrador, ha visto que su popularidad no es inmaculada, que la sociedad siempre sabrá juzgar al político que le esté fallando.