Candidaturas independientes también fueron derrotadas por Morena

Un evidente rechazo de la ciudadanía a los gobiernos priistas y panistas fue evidenciado tras la jornada electoral de este domingo. Sin embargo, otro de los mitos derribados en los comicios, es que el electorado rechaza a los partidos políticos, pues prefirieron a Morena, antes que a los independientes.

Tal es el caso de Pedro Kumamoto y Manuel Clouthier, quienes aspiraban a ser los primeros senadores independientes de México (Jalisco y Sinaloa, respectivamente). El “tsunami” de votos para el partido de Andrés Manuel López Obrador impidió su llegada al Congreso.

Ambos candidatos ya habían participado como aspirantes por la vía independiente en las elecciones de 2015, cuando por primera vez en la historia de México, fue posible considerar a candidatos sin partido político para ocupar cargos públicos.

Su éxito en aquel entonces, fue lo que les animó a continuar con sus carreras políticas e invitar a otros ciudadanos a participar en el pasado proceso electoral.

En el caso de Clouthier, obtuvo solamente un 7 por ciento de las preferencias y reconoció que no pudo “contra el efecto Morena”. Mientras que Kumamoto, al sólo obtener 21 por ciento de la votación ante 32.9 puntos del Frente, también aceptó la derrota y aseguró que continuará con su proyecto.

Hay que reconocer que, los aspirantes independientes compiten en condiciones desiguales contra los partidos políticos.

Fueron muchos los obstáculos que tuvieron que enfrentar los que lograron llegar a la boleta como candidatos sin partido.

La búsqueda de firmas de apoyo ciudadano, a nivel federal fue a través de una app implementada por el INE que causó varios dolores de cabeza. El número de firmas requeridas para el Senado en Jalisco y Sinaloa, fue de 115 mil 443 y 41 mil 610, respectivamente, lo anterior para dimensionar el caso de Kumamoto y Clouthier.

El reto fue mayúsculo cuando las grandes distancias entre el acceso a recursos públicos y espacios en radio y televisión frente a las candidaturas emanadas de los partidos políticos fueron evidentes y sin duda, una contienda desequilibrada para que los independientes pudieran alzarse con algún triunfo.