Borge se ve en el espejo de Duarte y se oculta como Mario Villanueva

Este lunes, la Comisión de Justicia Partidaria del PRI determinó suspender los derechos de militante de Javier Duarte. Así, el gobernador en funciones de Veracruz pareciera que está a un paso de ser expulsado del tricolor, de cara a las investigaciones que mantienen contra su administración la PGR, el SAT y la Auditoría Superior de la Federación; por los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal.

De acuerdo con el vocero de la Comisión priista, Arturo Zamora, al concluir las audiencias en que podría determinarse la pérdida de la militancia o la expulsión de Javier Duarte del partido, se iniciará el proceso en contra del gobernador de Chihuahua, César Duarte, y del exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, quien concluyó su mandato este fin de semana.

César Duarte como Roberto Borge fueron incluidos en una denuncia presentada el 21 de junio por el consejero político del PRI, Armando Barajas, quien reclamó la expulsión del partido de estos funcionarios públicos. Y si la Comisión decidió retirar los derechos de militante a Javier Duarte debido a la “gravedad de las acusaciones en su contra” y la “afectación a la imagen de partido”, César Duarte y Roberto Borge podrían correr la misma suerte, pues también son investigados por la ASF.

Quizá por ello, el exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge se vió en el espejo de Javier Duarte y decidió tomar previsiones. Y es que para muchos, su ausencia en la ceremonia de toma de protesta de su sucesor, Carlos Joaquín González, fue un intento por ir desapareciendo del mapa. ¿Será que Borge le teme a la justicia?

Cabe recordar que Borge concluyó su mandato este sábado 24 de septiembre, pero no se presentó a entregar el cargo a su sucesor, el hoy panista Carlos Joaquín González, quien en su toma de protesta el domingo 25 prometió que “quien la hace la paga”.

Como si se tratara de un déjà vu, los ciudadanos de Quintana Roo volvieron a observar cómo un gobernador saliente se ausentó de la toma de protesta de su sucesor.

El gobernador Mario Villanueva desapareció el 27 de marzo de 1999, poco más de una semana antes de la fecha marcada para entregar el cargo a Joaquín Hendricks Díaz —el 5 de abril de ese mismo año—. Al ser señalado por vínculos con el narco y ante los rumores de que sería aprehendido por la PGR al dejar su puesto, Villanueva utilizó a la policía, los vehículos y un avión del estado para escapar a Mérida, donde se escondió con la complicidad del entonces gobernador de Yucatán, Víctor Cervera Pacheco.

No obstante, Villanueva fue aprehendido dos años después —el 24 de mayo de 2001— y sentenciado a prisión por narcotráfico y lavado de dinero.

En este caso, Borge deja al estado con una deuda de 22 mil millones de pesos. Además, se le acusa de usar su poder para adueñarse de predios y luego ponerlos a la venta, así como de violaciones a los derechos humanos, sin mencionar que se presume que utilizó recursos del erario público para financiar una aerolínea que utilizaba para su beneficio privado y el de sus allegados.

Entonces, ¿pisará Borge la cárcel como Villanueva? ¿Perderá sus derechos como militante del PRI igual que Duarte? ¿Será expulsado del partido? O saldrá ileso de la cacería desatada por el tricolor contra los gobernadores corruptos?