BELLA AUNQUE ME MUERA. LOS TRATAMIENTOS DE BELLEZA

Dra. María Elena

Los estándares de belleza que en nuestra cultura, con predominio del machismo, se le imponen a la mujer, resultan demasiado altos: delgada pero con cadera y busto delineado, estatura alta, rasgos delicados, no tener arrugas, sin bello en el cuerpo, y además que permanezca en la eterna juventud.

Muchas mujeres desarrollan la necesidad de cumplir con las demandas que establecen el medio social en que se está inmersa y lo que la época proclama como los ideales de belleza a alcanzar aunque en muchas ocasiones, ponga en riesgo su salud y en ocasiones hasta la vida.

La Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (AMCPEYR), declara que más de 15 mil personas, que se sometieron a tratamientos estéticos con médicos no certificados, resultaron afectadas con deformaciones, amputaciones, pérdidas de tejido, lesión cerebral  o incluso la muerte.

Estos ideales, que resultan verdaderos desafíos a la anatomía humana, a la ciencia y a la salud; persiguen diferentes propósitos: captar las miradas de otros y otras, hacerse objeto de deseo, provocar la envidia y los celos, alcanzar la eterna juventud, intentar llenar vacíos afectivos y lograr el sentido de pertenencia al cumplir con los parámetros establecidos por el medio social. 

Si la mujer no se siente deseada, y no se asume como una mujer que cumple los requerimientos de belleza que impone su medio y su época, o si enfrenta dificultades para aceptarse a sí misma en el presente y con el paso del tiempo; estos conflictos van a estar depositados en su cuerpo.

De esta manera es que la mujer construye la fantasía de que mediante la cirugía estética va a lograr desarrollarse como sujeto pensante, con la capacidad para establecer relaciones sociales y de pareja y con la confianza para alcanzar sus metas laborales y personales.

La cirugía viene a ser el acto compensatorio con el que pretende cubrir las fallas y vacíos en su estructura psíquica —personalidad—, debidas estas a las conflictivas no conscientes que enfrenta como producto de las interacciones familiares deficientes y las vivencias traumáticas experimentadas a lo largo de su vida.

La mujer con tales conflictos puede llegar a desarrollar el “Trastorno Dismórfico Corporal” (TDC), que se caracteriza por una preocupación disruptiva —-súbita que altera la cotidianidad—-, con algún defecto imaginado en la apariencia física —fealdad imaginada—.

El TDC —-también conocido como dismorfofobia—-,  está en relación con ideas delirantes, por el que las personas tienen la convicción de que algo en su cuerpo está deformado o no es acorde con el resto del cuerpo —-disarmónico—; aunque esto no sea real.

Las mujeres con TDC o dismorfofobia, van a recurrir una y otra vez a la cirugía estética pues debido al trastorno; no va a hacer posible que queden satisfechas con su imagen.

Es de esta manera en que la cirugía estética contribuye a la construcción de un nuevo concepto de narcisismo que se expresa mediante la atención exacerbada hacia el cuerpo; el cual se hace depositario de la estructura de la personalidad como un verdadero culto al cuerpo.

Recurrir a la cirugía estética para compensar las deficiencias en la estructura psíquica o  derivado de una alteración en la percepción de la propia imagen corporal; pareciera que la mujer  decide  primero morir que dejar de ser bella, aunque dicha belleza no llenará los vacíos emocionales que enfrenta.

 

 

Por Psic. Ma. Elena Salazar P.