Batres, sin la menor preocupación por la educación en México; aquí la prueba

El pasado 13 de septiembre, uno de los primeros temas de las bancadas morenistas en el Senado y en San Lázaro, fue el de revertir la Reforma Educativa. A nombre de Morena, el presidente de la Cámara Alta, Martí Batres, presentó una iniciativa para reformar el artículo tercero constitucional con la que se cancela o deroga la evaluación de docentes.

Posición muy contradictoria y poco o nada tiene que ver con el interés nacional de mejorar la educación en México, la calidad de los docentes y poner a la vanguardia a nuestro país en el tema más importante que sirve de movilidad social.

Resulta que, a Martí Batres es al que menos le importa el destino de la educación en México, sobre todo porque él tiene inscritos a sus hijos en el Liceo Franco Mexicano del Sur, una escuela que se rige por el gobierno francés, que aún en México o en cualquier país donde exista un Liceo, estos tiene que cumplir con la política educativa de Francia.

Lo más irónico es que, uno de los principales puntos en el Liceo Franco Mexicano, es garantizar la educación de sus alumnos a través de la acreditación de sus profesores mediante un examen bajo el cual los evalúan. Es decir, lo que morenistas –en primera instancia– quieren echar abajo en la Reforma Educativa.

Martí Batres, defendió su posición “anti reforma educativa”, argumentando que “la Reforma Educativa Impugnada por su carácter laboral y administrativo, dicha reforma no tuvo un contenido pedagógico, no atendió el problema de la infraestructura, no respondió a la cuestión de las condiciones de estudio, no contempló la exclusión de la educación, ni las grandes desigualdades regionales. En cambio, vinculó la evaluación a la permanencia en el empleo de los maestros. A eso se redujo la reforma educativa: a evaluar maestros para poder sacar del salón de clases a quienes reprobaran”. ¿Es en serio?

Clara evidencia de que, realmente Morena no quiere mejorar la Reforma Educativa, sólo la quiere revertir  para regresar al control político y económico de la educación, uno de los negocios más lucrativos para unas cuantas personas.

Martí Batres miente cuando dice que la Reforma Educativa fue una reforma meramente laboral. Además el morenista es la hipocresía en persona, toda vez que sus hijos estudian en una institución –con un costo de $1,500 dólares– que aprovecha los puntos esenciales de la legislación en materia educativa, mientras que por otro lado, el de los ciudadanos, va contra estos preceptos. Pero eso sí, llega al Senado con tupper, uvitas y hasta quesadillas.