Aprehenden a “nuevas Poquianchis” en Nuevo León

 

A finales de la década de 1970, Jorge Ibargüengoitia escribió su novela Las Muertas, en donde relata la historia de las hermanas Arcángela y Serafina Baladro, las cuales poseían varias cantinas en donde, además de vender alcohol, prostituían mujeres.

La novela cuenta las atrocidades cometidas por las Baladro en contra de las chicas que reclutaban para sus oscuros fines. Éstas eran robadas de poblados cercanos o engañadas con la promesa de trabajo de empleadas domésticas; sin embargo el negocio era otro.

De acuerdo con la narración, las prostitutas eran torturadas y maltratadas psicológicamente por las Baladro. Además siempre estaban encerradas y lo único que comían cada 24 horas eran cinco tortillas duras y un plato de frijoles.

La novela está basada en el caso de las hermanas Delfina, María de Jesús, Carmen y Eva Valenzuela, mejor conocidas como “Las Poquianchis”.

Resulta curioso como el caso y la novela siguen perteneciendo a la memoria colectiva de México debido a la crudeza de los acontecimientos.

Hoy, a 52 años de que se destaparan los hechos y a 39 años de que se publicara la obra de Ibargüengoitia, la prensa revela el caso de otras hermanas “infernales”.

Ellas son Aleyda y Ángeles Saldaña Olvera, las cuales fueron arrestadas el pasado 14 de septiembre en el municipio de Hidalgo, Nuevo León, luego de haber acudido con un restaurantero de la localidad a cobrar cuatro mil pesos por derecho de piso.

El hombre sólo pudo pagar mil pesos y por eso las mujeres, acompañadas de dos hombres, lo amenazaron con volver por el resto del dinero y de no tenerlo, el negocio y la familia del restaurantero sufrirían las consecuencias.

El hombre denunció los hechos y afortunadamente las delincuentes ya se encuentran presas en el penal de Topo Chico.

En la novela de Ibargüengoitia, las Baladro son descritas como seres demoníacos que primero por dinero y después por placer, secuestraban, prostituían y torturaban a mujeres y adolescentes de entre 12 y 25 años.

Los informes del caso real revelan que en uno de sus predios se encontraron 80 cadáveres de mujeres, 11 de hombres y un sin número de fetos.

En la vida real las hermanas Saldaña Olvera confesaron operar para el Cártel del Noreste y sus labores consistían en la extorsión a comerciantes de Hidalgo, Mina y El Carmen.

A éstas últimas no se les ha probado ningún asesinato, pero sin duda sus actos son igual de condenables que los de “Las Poquianchis”, ¿o no?

 

Bibliografía:

Las Muertas, Jorge Ibargüengoitia, 1977