El pasado miércoles, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, sostuvo un encuentro en que participaron representantes de distintas partes de Latinoamérica, como María Lourdes Urbaneja, Embajadora de Venezuela.
Una fotografía que circula en redes sociales, evidencia las “preferencias” del próximo titular del Ejecutivo. La imagen es clara. López posa mano y comparte sonrisa con la Embajadora de Venezuela en México, lo cual hacen claros sus tintes bolivarianos y chavistas del régimen de Nicolás Maduro.
Tras la reunión, Marcelo Ebrard, futuro Canciller, aseguró que México no sólo quiere ver al sur respecto a relaciones comerciales, sino encontrar con América Latina y el Caribe un futuro y recuperar la dimensión política.
Más tarde, el presidente electo publicó un video en sus redes sociales en el que dijo: “Nosotros siempre vamos a buscar la unidad y la cooperación con los países de América Latina y el Caribe. Nuestra política exterior se guiará en la no intervención y autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y cooperación para el desarrollo”.
“Una imagen dice más que mil palabras”, dicen los que saben. Pues solamente hay que recordar que el partido fundado por López Obrador, a través de personajes como Yeidckol Polevnsky, Héctor Díaz Polanco y Gerardo Fernández Noroña, apoyan el régimen chavista.
Sin embargo –por el momento– el tabasqueño ha decidido guardar silencio ante las protestas, carencias y muertes que han dejado los gobiernos de Venezuela y Nicaragua.
