AMLO vapuleado, ¿nadie lo respeta?

El pasado 10 de enero, Andrés Manuel López Obrador utilizó su cuenta de Twitter para cuestionar al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

Según Obrador, mientras que el gobierno de la entidad gastó “una fortuna” en la llamada Estrella de Puebla, la pobreza iba en aumento en aquel estado.

En respuesta, Moreno Valle también empleó su cuenta de Twitter para compartir cifras duras de cómo, durante su administración, se ha combatido a la pobreza extrema.

En un tono similar –durante una entrevista de radio–, el señor Arturo Núñez –gobernador de Tabasco–, reconoció que López Obrador encabeza una campaña en su contra.

De acuerdo con Núñez, a lo largo de la eterna campaña de Andrés Manuel por todo el país, este político se ha dado a la tarea de llamarlo mapache y traidor.

Según el gobernador perredista, si no estuviera en el cargo, Obrador escucharía lo que Núñez tiene que decir. Incluso, el mandatario amenazó a su paisano diciendo “nos vemos en la salida”.

En resumen, dos gobernadores respondieron a las provocaciones de López en menos de 24 horas, ¿y cómo se debe interpretar eso? Muy simple: como que López Obrador ya perdió el aura de intocable que le distinguía. Es decir, que se acabaron los tiempos en que todos aguantaban todo a Obrador. O si lo prefiere, quedaron atrás los días en que Andrés Manuel decía lo que quería y nadie tenía el valor de exhibir sus mentiras.

En el curso de dos días, un par de gobernadores vapulearon a López, demostraron que miente y lo pusieron en su lugar.

No hay duda, Obrador no es lo que fue.