El pasado 20 de abril, la senadora de Morena, María Merced González, reveló sin querer que al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, le interesan en especial dos estados durante el actual proceso electoral: Nuevo León y Jalisco.
No es para menos; Nuevo León tiene un gran valor estratégico y simbólico, pues es la tercera entidad que aporta el mayor porcentaje del PIB, solo después de la Ciudad de México y del estado de México. Además, es el centro neurálgico de la actividad empresarial.
Jalisco, por su parte, además de generar también un buen nivel de PIB, es uno de los estados en donde Morena mantiene una menor presencia, y en donde el partido del presidente no prendió en el 2018 a pesar del efecto López Obrador.
Es además el centro de operaciones de quien se ha destacado como uno de sus principales opositores: el gobernador Enrique Alfaro.
Malas noticias para el presidente: de los dos estados que tanto le interesan no obtendrá ninguno. Los números indican que le irá muy mal a Morena y a sus partidos satélites en estas dos entidades.
Nuevo León
En Nuevo León, la elección de gobernador se definirá entre Adrián de la Garza, de la alianza PRI-PRD, y Samuel García, de Movimiento Ciudadano. Muy alejada de ellos, la candidata de Morena-PT-PVEM y Panal, ya no tiene nada qué hacer.
La tendencia en las preferencias electorales se reflejará en otras votaciones, como en las 12 diputaciones federales que estarán en disputa, y las cuales, se prevé, serán ganadas mayoritariamente, como ha ocurrido durante años, por el PAN y el PRD. Son 12 sitios menos en San Lázaro para Morena.
Actualmente, Morena tiene una presencia política marginal en Nuevo León. De los 42 diputados locales que tiene el Congreso local, el partido guinda solo tiene siete. Y de los 52 municipios, solo gobierna en tres, de poca importancia en comparación con los que conforman la zona metropolitana.
Jalisco
En Jalisco, a Morena no le irá mejor. El gallo de López Obrador para la Presidencia Municipal de Guadalajara, Carlos Lomelí Bolaños, está a punto de ser desplumado, pues todas las encuestas colocan en el primer lugar de las preferencias al candidato de MC, Pablo Lemus Navarro.
El empresario Carlos Lomelí, uno de quienes han financiado el proyecto político de López Obrador, compitió por Morena por la gubernatura en el 2018 pero fue arrasado 2 a 1 por el actual gobernador, Enrique Alfaro, de MC.
En Jalisco Morena tiene una participación política meramente testimonial, al grado de que de 125 municipios solo gobierna en ocho, ninguno de ellos de importancia.
En 42 de ese total de municipios gobiernan alcaldes emanados de los partidos ahora aliados PAN, PRI y PRD; en 25, incluida la capital, gobierna MC y el resto se reparte entre partidos de la chiquillada, entre ellos Morena.
En el Congreso local, de 38 diputados, Morena solo tiene cinco, mientras que el partido al que intenta desplazar como primera fuerza electoral, MC, tiene 17.
Además de los cargos locales, en Jalisco estarán en disputa 19 diputaciones federales, las cuales difícilmente ganarán Morena y sus aliados, pues al igual que en Nuevo León, las tendencias en las preferencias electorales se reflejarán en la contienda por las curules de San Lázaro.
