¿AMLO, un liberal puro?, cuestiona Krauze

Tras la guerra de tuits entre Enrique Krauze y AMLO, donde el tabasqueño lo acusó de ser “de aquellos profundamente conservadores que simulan, con apariencia de liberales”, a lo que el historiador le contestó que su concepto de liberalismo estaba equivocado, Krauze dedicó su columna de esta semana en El País a la falta de respuesta del “mesías tropical”.

“Han pasado doce años, y como entonces siento el deber de reiterar mis discrepancias con él. Todas se concentran en una palabra: libertad. Creo que López Obrador no valora la libertad ni entiende, en absoluto, la naturaleza moral, política e histórica del liberalismo. Y creo que esa incomprensión entraña riesgos muy serios para la democracia mexicana”, dice.

Krauze aclara que el liberalismo no es una doctrina sino una actitud, su valor radica en el respeto hacia el otro, en su derecho de opinar, criticar y disentir sin temor a la censura u opresión.

¿Puede ser liberal un político que prohíbe la crítica en el seno de su propio partido? ¿Puede ser liberal un político que practica con celo religioso la intolerancia a quien no está de acuerdo con él? ¿Puede ser liberal un político que utiliza en su campaña a la Virgen de Guadalupe, símbolo supremo de la fe mexicana? ¿Puede ser liberal un político que pacta con un partido abiertamente religioso (el Partido Encuentro Social), opuesto a la contracepción y al matrimonio entre personas del mismo sexo? ¿Puede ser liberal un político que llegó a declarar “al diablo con sus instituciones”? ¿Puede ser liberal un político que denigra y amenaza a la Suprema Corte de Justicia acusando a los magistrados de ser “leguleyos” y de estar “maiceados” (es decir, comprados) por la “mafia del poder”? ¿Puede ser liberal un político que se mofa, insulta, ofende y descalifica a la prensa, los periodistas o los intelectuales que lo critican? No. Ese político no puede ser liberal. Y ese político es López Obrador, apunta.

AMLO es un conservador, a la usanza del viejo PRI y sus presidentes como Luis Echeverría y López Portillo, pues su programa económico es muy afín al populismo de estos personajes que llevaron a la quiebra al país.

Aunque se proclama demócrata, López Obrador ha manifestado su gran admiración por Fidel Castro y el Che, famosos por muchas razones, no por su apego a la democracia(…) Y por eso también, ante el reclamo de pronunciarse sobre aquel régimen que —ante los ojos del mundo— oprime a millones de personas al extremo de provocar una gigantesca crisis humanitaria, su respuesta fue: “no conozco a Maduro”, escribe el historiador.

Rechacé y rechazo los ataques bajos en contra suya. Si triunfa en las elecciones, defenderé su derecho a poner en práctica su programa social y económico, siempre y cuando lo haga respetando escrupulosamente el marco legal e institucional y el régimen de libertades que sostiene ese hogar común que él, con su prédica, se empeña en dividir, pero que nos pertenece a todos. Ese hogar común que es México, concluye Krauze.