El gobierno del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, deberá respetar todos los contratos petroleros entregados hasta este momento. De lo contrario México sería llevado ante un arbitraje internacional dentro del marco del acuerdo comercial conocido como T-MEC.
Así lo dio a conocer este fin de semana la Secretaría de Economía, que dirige Ildefonso Guajardo, al asegurar que México sí mantiene su soberanía en materia energética.
La situación pone en jaque al tabasqueño, quien en campaña planteó revisar uno a uno los contratos adjudicados hasta el momento. Afirmó que, en su gobierno, se dejaría de vender petróleo al extranjero, y en tres años se dejarían de comprar gasolinas, lo que permitiría reducir el costo de los hidrocarburos. Tres mentiras en una declaración.
A finales de septiembre, el oriundo de Macuspana tuvo que cambiar su discurso, pues presumió que Jesús Seade, su jefe de negociación del TLCAN fue determinante para que el nuevo acuerdo comercial trilateral finalizara en buenos términos.
Como quien no quiere la cosa, López Obrador prometió en dichas fechas que respetaría los contratos petroleros, pero eso sí, advirtió que ya se están revisando para evitar que estén manchados por corrupción.
También se comprometió ante los integrantes de la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi) a agilizar trámites burocráticos que frenan la extracción y producción de hidrocarburos.
Precisamente un mes después, López Obrador declaró que las subastas petroleras están suspendidas hasta que se revisen los contratos de Pemex.
A final de cuentas, el tabasqueño como dice una cosa dice otra. Lo cierto es que podrá revisar por sí solo lo que guste y mande, pero mientras pone en duda el funcionamiento en el sector energético, la Reforma Energética y sus contratos en el ramo, ya están protegidos gracias al T-MEC, pues el tratado trilateral obliga al Estado mexicano a tener un órgano regulador y de no hacerlo corresponderá una sanción de escalada internacional.
