Mientras que el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) es una obra en marcha que ya cuenta con estudios de factibilidad y conectividad, la propuesta de Santa Lucía, que cuenta con la preferencia manifiesta del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, no tiene ningún estudio –serio– que respalde su viabilidad.
Pese a lo anterior, el equipo del tabasqueño no ha detallado si en Santa Lucía habría operaciones nacionales o internacionales, o ambas opciones.
Cabe mencionar que, la distancia que hay entre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y la Base Militar, en línea recta, es de 30 kilómetros, por lo que se requiere una ruta de traslado directo en autobús o tren ligero, para que los viajeros que llegan en vuelo nacional, pero necesitan tomar uno internacional, lo hagan en poco tiempo.
¡Ah!, pero de acuerdo con el estudio Sistema Aeroportuario del Valle de México, del contratista favorito de AMLO, el ingeniero José María Riobóo, el recorrido para ir del AICM a Santa Lucía tomaría de 30 a 40 minutos.
Y es que Grupo Rióobo ya diseñó un “Plan Maestro+Edificio Terminal”, el cual de acuerdo con el ingeniero facilitaría la llegada al aeropuerto de Santa Lucía en transporte público, por lo que prevé construir vialidades exteriores tipo Metrobús, por un monto de 16 mil 500 millones de pesos. Así nomás, sin cuestionamientos previos y ocurrencias diarias.
Pero, eso no es todo. Además, don José María pretende edificar un distribuidor vial Chamapa-Circuito Exterior Mexiquense y un tramo faltante del Viaducto Bicentenario-Circuito Exterior Mexiquense; y la construcción de un tren rápido entre ambas terminales, el cual tendría un costo de 43 mil 677 millones de pesos. ¿Habrá consulta?
Pese a que la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero) considera que la operación de dos aeropuertos les haría perder eficiencia a las aerolíneas en utilización de flota aérea y tripulaciones, la consulta –nada amañada– sobre el destino del NAIM va.
