Activistas medioambientales de la organización ‘Sélvame del Tren’ revelaron que la construcción del Tren Maya ha causado un gran ecocidio en la zona de la selva húmeda de la región, donde se estima que se han talado 10 millones de árboles.
Los ambientalistas lamentan este hecho, pues la zona sur del país es un lugar donde se tiene una de las selvas más saludables del territorio. Roberto Rojo, biólogo especializado, destacó como en Playa del Carmen se arrasó con hectáreas de plantaciones, destruyendo la selva local.
Hay que recordar que desde que se anunció la construcción del Tren Maya, pobladores de las zonas cercanas a los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, se expresaron en contra de este proyecto, pues sabían que la flora local estaba en peligro.
A pesar de que en un principio el gobierno de la Cuarta Transformación aseguró que el Tren Maya iba a pasar sin dañar las zonas naturales, los planes cambiaron y comenzó la destrucción de la selva. Además de los miles de árboles destruidos, el proyecto estrella del gobierno también puso en peligro cuevas y cenotes del área.
La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), informa que las selvas húmedas en el país han perdido un 49% de su territorio, mientras que de lo que aún se conserva se ha deteriorado en un alarmante 66%.
Antes de la construcción del Tren Maya, la zona de la selva húmeda del sureste comprendía unos 254 mil 800 kilómetros cuadrados, mientras que al día de hoy tan solo se conservan 40 mil 86 kilómetros cuadrados.
Además de la destrucción de la selva, el Tren Maya también dañó cuevas y cenotes, pues en estos lugares se pusieron 17 mil pilotes que sostienen las obras. La colocación de estas estructuras dañó el acuífero de Quintana Roo, el cual se contaminará de manera grave una vez que inicie operaciones este proyecto.
Los especialistas aseguran que el daño se agravó debido a que el gobierno federal aceleró la construcción de la obra, pues no se realizaron los estudios necesarios para determinar los daños a corto, mediano y largo plazo.
Aunque el daño ya está hecho, los ambientalistas buscan que la obra se detenga, pues si sigue su curso, la destrucción de las zonas naturales será irreparable. Aseguran que si la obra se detiene, la selva podrá regenerarse.
