Dentro de la política de austeridad que pretende “promover” el presidente, Andrés Manuel López Obrador, resulta algo indignante que ahora los funcionarios públicos no puedan ingresar a restaurantes “fifís”, con el único pretexto de que “hay que ahorrar”.
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Y es que según el periodista Carlos Mota, los restauranteros han visto afectadas sus ventas por estas “políticas” del nuevo gobierno pese a que esto no es más que una restricción a los derechos de cada uno de los trabajadores gubernamentales. Parece, entonces que la austeridad no es propuesta sino impuesta.
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