Eran las 23:49 horas, cuando el sur de México se despertó con sobresalto antes de la medianoche del 7 de septiembre de 2017. Un terremoto de 8.2 grados sacudió la región de manera violenta. Un sismo con epicentro a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, en Chiapas, duró tres minutos. Y las consecuencias todavía se observan en las entidades afectadas.
El movimiento telúrico también se percibió en la Ciudad de México, antesala de la conmemoración número 32 del terremoto de 1985 que cimbró a la capital del país.
Mientras tanto, la región sureña de la República no sabía que ocurría aquella noche y madrugada. La información llegaba a cuentagotas, no así en diversas urbes del país a través de imágenes impactantes las cuales mostraban varios derrumbes de casa, hoteles, edificios, negocios… Al final, el sismo dejó 95 muertos.
El terremoto no sólo devastó gran parte de la infraestructura en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca. Devastó vidas y familias, quienes a un año de aquel sismo, son varios quienes aún no pueden recuperarse del “shock” y, mucho menos en lo que a lo económico y vivienda se refiere.
La ayuda humanitaria –nacional e internacional– no se hizo esperar. No había pasado ni una hora cuando varios usuarios en redes sociales comenzaron a solicitar ayuda para los damnificados. La Cruz Roja y el DIF fueron parte fundamental de dichas dádivas; a pesar del esfuerzo, no ha sido suficiente.
La mañana siguiente al 8 de septiembre del año pasado fue un duro golpe para los oaxaqueños y chiapanecos, así como las semanas y meses posteriores. Si bien, el gobierno entregó tarjetas con recursos a los habitantes de los municipios afectados, muchos de ellos decidieron no comprar material de construcción de manera inmediata, para utilizarlos en diversos casos para otras necesidades.
En Oaxaca, de acuerdo con la Comisión Estatal de Vivienda (Cevi) y Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) fueron afectadas 63 mil 634 viviendas; de ellas 36 mil 826 presentaron daño parcial, mientras que 26 mil 808 fueron destruidas totalmente por el sismo.
Para la reparación de estos daños, el gobierno federal y el estatal convinieron en la entrega de tarjetas a través de Bansefi; con este modelo las casas con menor rango de daños recibirían 15 mil pesos, mientras que aquellos que lo perdieron todo serían beneficiados con un monto de 120 mil pesos.
Hasta el día de hoy, ha sido entregado el 99 por ciento de las tarjetas , sólo faltan poco más de 400 que no han sido distribuidas por diferentes temas, como que el dueño de la propiedad no se encuentra en el país, no se cuenta con documentación necesaria o simplemente el propietario no ha sido localizado o falleció.
La cifra luce alentadora, pues todo pareciera indicar que los tres mil 768 millones de pesos de los cuales el estado puso mil servirían para volver a levantar las viviendas; sin embargo, otros factores contribuyeron para que no se realizará de esta manera. Y muchas casas permanezcan derruidas.
Y es que, por ejemplo hubo quienes lo perdieron todo y fueron beneficiados con hasta 120 mil pesos: no obstante prefirieron usar el recurso en alimentación y otras necesidades, en lugar de edificar una nueva casa.
Sin duda, los estados más afectados fueron Chiapas y Oaxaca.
Las afectaciones en Chiapas fueron:
- 16 muertos
- 26 heridos
- Más de 1,470,000 mil damnificados
- 14,009 construcciones con daños totales
- 32,537 construcciones con daños parciales
Los municipios más afectados de Chiapas fueron:
- Cintalapa
- Jiquipilas
- Arriaga
- Tonalá
- Villaflores
Las afectaciones en Oaxaca fueron:
- 79 muertos
- 107 heridos
- Casi 1,000,000 de damnificados
- 26, 811 construcciones con daños totales
- 36, 411 construcciones con daños parciales
Los municipios más afectados de Oaxaca son:
- Juchitán
- Asunción Ixtaltepec
- Ixtepec
- Unión Hidalgo
- Tehuantepec
- Reforma de Pineda
- Ixhuatán
El golpe aún no termina, pues hombres, mujeres y niños permanecen viviendo en casas que se afectan cada día más, producto de las más de 26 mil réplicas que se han originado en el Istmo desde aquella trágica noche.
En los 290 municipios declarados en desastre, que incluyen a los 41 de emergencia que pertenecen a la zona cero, la reconstrucción avanza a paso lento, en medio del burocratismo y la corrupción de autoridades de los tres niveles de gobierno, que aunque han invertido recursos, no han sido suficientes para regresar a la cotidianidad.