Hace unos días el diario Reforma publicó que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, cuentan con departamentos en Houston, Texas.
El punto no fue que sean dueños de dichas propiedades, el detalle es que no las hicieron públicas en sus respectivas declaraciones patrimoniales, lo que generó un gran número de críticas hacia el gabinete del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, y de acuerdo con el articulista del periódico El Financiero, Eduardo Revilla, ambos funcionarios cometieron errores a la hora de adquirir dichos inmuebles, ya que gracias al Código de Rentas Internas de Estados Unidos, ambos integrantes del gabinete deberán pagar cuantiosas sumas de dinero a la hacienda de dicha nación.
En el caso de la ex ministra de la Corte, puede llegar a pagar hasta 40 por ciento de impuestos sobre el valor del inmueble.
Mientras que Jiménez Espriú adquirió tal propiedad en 1992 a nombre de sus esposa, para ella después aportarlo, en el año 2016, a una empresa norteamericana —propiedad el funcionario federal— llamada Houston Relais Real Estate, Inc (HRRE).
Tal acción de la cónyuge del secretario se realizó como donación, en consecuencia tuvieron que pagar el impuesto de inversión extranjera en propiedad inmobiliaria (FIRPTA) de 15 por ciento.
Como mencionó el autor de “Consejos para tener departamentos en Houston”, dada la incapacidad de ambos servidores públicos lo mejor sería que presentaran su renuncia y se fueran a vivir a Texas, total, son buenos contribuyentes con la hacienda estadounidense.