Todo el mundo sabe que la crisis de las cárceles en México debe convertirse en una prioridad para los gobiernos de todos los órdenes y niveles.
Aun así, las cárceles siguen siendo verdaderas universidades del crimen.
Todo el mundo sabe que la autoridad es indolente, es ineficiente y es ignorante de lo que ocurre al interior del sistema penitenciario.
Aun así, a poco parece importar lo que pasa con las decenas de miles de presos y las malas prácticas que predominan en las cárceles.
Y todo el mundo sabe que, a la menor provocación, las prisiones mexicanas confirman que son una bomba de tiempo.
El mejor ejemplo de ello lo encontramos en Nuevo León, donde el gobernador Jaime Rodríguez –el Bronco–, descuidó el penal de Topo Chico y ahora arrastra en su haber un motín con medio centenar de muertos.
Sin embargo, Nuevo León no es el único estado en condiciones como éstas. En Chihuahua el escenario es muy similar. Y dado que el próximo cinco de junio se votará por el próximo gobernador de Chihuahua, no está de más difundir estos datos.
En entrevista con el portal La Policiaca, un recluso de nombre Clemente –que dice ser integrante de “Los MExicles”, asegura haber hecho de todo menos violar.
Recordó que durante su niñez, “Usaba pastillas, marihuana, tinta para zapatos, thinner y gotas para los ojos. Perdí mi niñez, mis sueños. En lo único que pensaba era en conseguir dinero para las dosis que costaban unos 50 varos”.
Además, Clemente –mejor conocido como “El Dragoncito”–, asegura que El Centro de Readaptación de Juárez “es un parque de diversiones, un Disneyland para cualquier integrante de un cártel que llega detenido. Hay de todo, es más fácil conectar una dosis de cocaína, heroína o marihuana dentro que en las calles, con la ventaja de que ahí no corres peligro de que la policía te fuera a detener”
Según el reo, “Todo está acordado. Las autoridades permiten el ingreso de armas, drogas y mujeres por órdenes del jefe del cártel que controla la prisión”.
¿Qué dirá al respecto el gobernador de la entidad, César Duarte? ¿qué dirán los candidatos a gobernar el estado? ¿sabrán lo que ocurre al interior de las prisiones?