Esta expresión popular -los viajes ilustran- conlleva una sabiduría que conjuga una serie de enseñanzas, para el viajero y su entorno; por las condiciones en que se realiza el viaje y un proceso de comparación, en la observación y experiencias de lo que se vive en cada traslado, largo o corto, en tiempos variables y a lugares diversos. Por motivos varios, contribuyen a ello el trabajo, placer, descanso u otros aspectos personales o institucionales.
El viaje puede ser real, imaginario o simbólico. Está vinculado al sujeto, la compañía y sus circunstancias.
En el ámbito de la política, en particular en la política exterior y las relaciones internacionales, existen protocolos que facilitan la organización y participación de los actores-huéspedes-visitantes.
Estos protocolos son claros y precisos con la intención de facilitar la comunicación de los asistentes, cuidando en todo momento la seguridad y un ambiente amable para lograr los objetivos establecidos. El cabildeo previo será fundamental para aprovechar oportunidades de comunicación y atención de asuntos particulares o bilaterales, en un marco de cuasi neutralidad, cuando hay elementos álgidos, que incluso, son necesarios atender, entre lo público y lo privado, los espacios o encuentros, a los que lleva un viaje, ayudan a su solución.
Estos elementos y, muchos más, estuvieron en el contexto del viaje y la presencia de la presidenta Sheinbaum, en la reunión del G-7 celebrada en Canadá. Para México la reunión tenía expectativas relevantes, era un marco fundamental para realizar un encuentro, el primero, directo, personal, en vivo, entre la presidenta Sheinbaum y el presidente Trump.
Era la oportunidad de conversar y lograr mejores acuerdos, en asuntos que son riesgos y amenazas para la estabilidad, gobernabilidad, desarrollo, interés y seguridad nacionales.
Sin embargo, los acontecimientos ocurridos en Medio Oriente, en especial el conflicto de Israel contra Irán, propiciaron la retirada del Presidente Trump de la reunión del G-7, con ello la posible reunión con la presidenta Sheinbaum, se canceló. Aún cuando una llamada telefónica entre ambos, cuidando el protocolo mismo, resolvió y pospuso este encuentro.
Desde luego, con las salvedades paralelas de las ventajas/desventajas entre una reunión directa, en vivo y a todo color, frente a un intercambio de voces o quizás de una videollamada, en el caso de una conversación telefónica, con la salvedad de que el idioma no fuera un problema y se aprovechara adecuadamente el tiempo.
Para Estados Unidos, el Gobierno de Trump, los asuntos en la relación de México han sido remarcados en una escala ascendente, que presiona y tensa, paulatina y directamente, la relación entre ambos gobiernos; los aranceles son un ariete contra productos mexicanos, la cuestión de la migración absorbe recursos amplios de seguridad, que con las redadas en EU, han generado conflictos mayores, incluido el malentendido de la Secretaria de Seguridad de EU, contra la Presidenta mexicana; la inseguridad y la narcodelincuencia, en particular el tráfico de fentanilo, se ha vuelto un tema de alto interés, incluso la generación de una lista de personajes y servidores públicos vinculados a la narcodelincuencia.
Todos ellos tópicos que aparecen cotidianamente en la relación entre México y EU y que, había la expectativa de disminuir la presión y aclarar malos entendidos, con una reunión entre los presidentes de EU y de México. Cuestión que habrá que esperar en un futuro viaje y en un encuentro entre ambos titulares del Ejecutivo que, esperemos, mejore la relación a favor de México.
Y, en efecto, cómo diría el clásico y popular, los viajes ilustran.