El escándalo es de dimensiones históricas.
En realidad, se trata de una desvergüenza pública pocas veces vista en la historia mexicana.
Y es que no solo vemos el retiro de la visa a la gobernadora de Baja California y a su esposo, sino de la cancelación de las cuentas bancarias de la pareja –en bancos de Estados Unidos–, además de la entrega –al FBI–, de toda la familia de “Los Chapos”, quienes “van a cantar” sobre su alianza con los gobiernos de Morena.
Peor aún, todo lo anterior se lleva a cabo sin que, al parecer, el gobierno de Donald Trump haya dicho una sola palabra de esa decisión a su par en México, la presidenta Claudia Sheinbaum, lo que confirmaría la nada descabellada hipótesis de que las autoridades norteamericanas no confían en ninguna autoridad mexicana y, por tanto, tampoco en la “señora presidenta”.
Sin embargo, no es momento para la ingenuidad. En realidad, la duda persiste.
Y por eso la primera pregunta: ¿Realmente el gobierno de Trump no confía en la presidenta mexicana o, por el contrario, será que la señora Sheinbaum ya habría entregado a su partido?
Y es que hoy el mundo sabe que el partido Morena, sus políticos y sus gobiernos son, en los hechos, un feo Frankenstein que mientras “dizque gobierna”, en realidad defiende a sus aliados del crimen organizado.
Todo ello al tiempo que todos sus gobernantes se benefician de “las rentas” mafiosas del secuestro, la producción y trasiego de drogas; el cobro de piso, el tráfico de personas, la distribución y venta de huachicol, tráfico de órganos, asalto en carreteras, robo de autopartes, estafas, despojo de viviendas y muchas otras formas de la criminalidad organizada.
Todas las anteriores, prácticas mafiosas que no solo ocurren en México, sino que son “producto de exportación”, con el aval de todos los gobiernos “morenistas”, desde que llegó al poder López Obrador, lo que convierte a México en el mayor grupo criminal del mundo.
En palabras breves; resulta que los gobiernos de Morena en todo México –en los ordenes federal, estatales y municipales–, no sólo son parte orgánica de las mayores bandas criminales, sino que están muy lejos de cumplir su tarea fundacional, la de “gobernar”. Y es que, como no ocurría en decenas de años, la sociedad mexicana y sus necesidades les importan “un pito” a quienes debieran garantizar la justicia, la ley y la seguridad.
Y por eso volvemos a preguntar: ¿La señora Sheinbaum pagará por todo ese cochinero? ¿Está dispuesta a pasar a la historia como la jefa de la peor banda criminal del mundo?
Por eso debemos volver al tema. Hoy todos saben que Morena, sus gobiernos y políticos no sólo no gobiernan, sino que se dedican al reparto del botín de las “rentas públicas” y “las rentas del crimen”, lo que deja a los ciudadanos en total indefensión, a merced de las disputas por el saqueo, el robo, la extorsión, el cobro de piso y las decenas de formas criminales.
Actividades mafiosas que sin control alguno se extienden desde México al mundo entero, pero en especial a los vecinos del norte y sur del continente, en especial Estados Unidos.
Por eso la preocupación y las maniobras políticas del gobierno norteamericano, ya que, a lo largo de siete años, por todo el México, los “morenistas” han fortalecido y acrecentado su poder mafioso.
Y por eso también insistimos en las preguntas fundamentales: ¿Hasta cuando el mundo y gobiernos como el de Donald Trump tolerarán esa complicidad del gobierno mexicano con las bandas criminales, que empujan a la sociedad mexicana toda, a los extremos de una ingobernabilidad atroz, peor que los peores tiempos de la historia mexicana?
Aquí creemos que México y los mexicanos aún tenemos esperanza y que la señora presidenta ya saltó del barco.
Y por eso insistimos: ¿Será que la “señora presidenta” entregó a los mafiosos de su partido a la justicia norteamericana?
Claro, a cambio de salvar el pellejo.
Al tiempo.