“¿Puedes alegrarte por la felicidad de tu ex?”

Especial

Una querida amiga terminó recientemente con un galán que estaba saliendo. Por salud mental, lo borró de sus redes, y si bien coinciden en algunos eventos, ella prefiere no saber qué hace o deja de hacer. Por supuesto que no falta el alma caritativa que se encarga de actualizarla sobre la vida de su ex. Después de escuchar que estaba bien, con mucho trabajo, y de pasada le comentaron que estaba saliendo con alguien y se veía muy enamorado. Ella respondió “bien por él”, al tiempo que en su boca se dibujaba una sonrisa torcida difícil de describir, pero que me recordó a la mueca forzada de la “Miss” que queda en segundo lugar en un concurso de belleza, cuando abraza a la ganadora.

Ambas sabíamos que la frase “bien por él” fue antagónica. En realidad, a mi amiga el hecho no le pareció ni remotamente “bien”. Creo que hubiese preferido que no le dijesen nada, y menos escuchar que se veía muy enamorado cuando ella no salía con nadie. Ahora que se ha enterado de la felicidad de su ex amor, no le queda más que aceptar que sigue bien clavada y que los recuerdos todavía duelen. Sin embargo, prefirió utilizar un eufemismo trillado, quizá, pero muy útil como el “bien por él” para esconder la realidad.

SIN CERTEZAS

Ante noticias que duelen o incomodan, cuando no queremos quedar mal con largos silencios, el “me da gusto por ella”, o “bien por él”, es una respuesta rápida que saca del paso. De esta manera, evitamos vernos en la penosa necesidad de aceptar que el hecho de saber que su ex se ha encontrado a alguien más nos provoca una terrible envidia, nos revuelve el estómago y —la verdad sea dicha— causa profundas náuseas y ganas de salir corriendo a vomitar.

¿Seremos hipócritas cuando decimos que nos alegramos porque a un ex al que quisimos mucho le va bien con otra persona? ¿De verdad nos alegramos de que el hombre o la mujer con el que pensamos envejecer haya encontrado a su pareja ideal? ¿Y dónde quedan la rabia, los celos, el coraje y el amor propio bien dolido? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Será que tenemos un enfermo delirio de propiedad y un narcisismo extremo que nos hace creer que si alguien nos dejó, merece como castigo no enamorarse de alguien más?

EL VINO Y SUS OCHO MIL AÑOS DE HISTORIA

Siendo honestos, debemos aceptar que —independientemente del género— estos casos son fuertes golpes para el ego. Enterarte de que a quien quisiste tanto ha rehecho su vida y tú sigues sola o solo, puede ser doloroso. Por otra parte, el no poder alegrarte sinceramente por la buena fortuna de otros es clara muestra de nuestra condición humana y nos lleva a otra reflexión: ¿por qué sentirnos menos porque estamos solos? Tener una pareja es maravilloso, pero también es maravilloso estar solo.

Lo ideal sería poder alegrarnos siempre que nos enteramos de que nuestro ex está con alguien más. De todas las definiciones de amor, tal vez la más complicada y profunda sea una de Don Miguel Ruiz, quien decía: “Amar a alguien es desear su felicidad, aunque ésta no sea a tu lado”.

¡Buen domingo a todos y gracias por leerme! ¿Te gusta el vino? Espero tu opinión dejando un comentario en el blog o en mi cuenta de X: @FernandaT.