EL VINO Y EL ARTE DE NO ARRUINAR UNA CITA ROMÁNTICA

Especial

El vino y el arte de no arruinar una cita romántica

El vino se ha puesto de moda en nuestro país, y no es de extrañarse. Tiene una parte romántica, sensible y emocional que no encontramos en otras bebidas. Pero el mundo del vino también requiere estudio, tiempo y un poco de arte. Saber elegir el vino adecuado para cada ocasión —y en especial para acompañar una comida— es un detalle que puede marcar la diferencia.

Miquel Palau, enólogo y director de las bodegas Abadal en Pla de Bages, España, comparte algunos consejos sobre lo que no debemos hacer al pedir vino, especialmente en una cita romántica. Porque sí, hay formas sutiles (y no tan sutiles) de arruinar la magia del momento.

APARENTAR LO QUE NO SOMOS

Cosas que NO debes hacer al pedir un vino:

  1. Complicarte la existencia.
    Si estás en una cita, elige un vino sutil, fino, fácil de beber. Evita los vinos demasiado estructurados o potentes; son más arriesgados y menos adecuados para una conversación fluida.
  2. Hablar del precio.
    Jamás digas “tráigame un vino de tal precio”. No solo suena mal, sino que transmite una idea equivocada: que lo más importante es el costo. Y no, un vino caro no siempre es mejor. La clave está en encontrar una buena relación calidad-precio, y ahí radica parte del encanto de explorar nuevos vinos.
  3. Ser soberbio y no dejarte aconsejar.
    Aunque sepas algo de vinos, escucha al sommelier o a quien te atienda. Tal vez te recomienden algo nuevo que no conocías y con lo que puedes sorprender. Ir a un restaurante es una experiencia completa, y el vino también forma parte de esa vivencia compartida. Si todo va bien, puede que años después ambos recuerden ese vino de esa noche.
  4. Fingir que sabes cuando no es así.
    Hacerte pasar por un experto puede jugarte en contra. Hay quienes intentan parecer sofisticados y terminan diciendo barbaridades. Por ejemplo, si vas a hablar de taninos, asegúrate de que estás hablando de un vino tinto —los blancos prácticamente no tienen— o podrías quedar fatal.
  5. Invertir los tiempos.
    Primero se elige la comida, luego el vino. Si quieres comenzar con algo ligero, puedes pedir una copa de blanco o un tinto suave como aperitivo. Si prefieres botella y no la terminas, no pasa nada: puedes llevártela. Lo que no debes hacer es decir: “no pido botella porque no me la voy a acabar”. Suena más tacaño que práctico.
  6. Descuidar la forma de sostener la copa.
    Aunque no sepas mucho de vinos, no pongas los dedos sobre la copa como si fuera un vaso de agua. Sujétala con delicadeza por el tallo. Si te sirven vino en un vaso… bueno, el romanticismo probablemente ya se perdió.

“AMARGADOS”

Miquel Palau nació en Barcelona, pero pasó muchos veranos en la casa familiar en el Penedés, donde aprendió a amar los viñedos. Al terminar el bachillerato estudió ingeniería agrícola y luego enología. Hoy dirige una reconocida bodega y, aunque admite que su trabajo requiere muchas horas, no se queja:

“Trabajo en algo que me gusta, y eso no lo puede decir todo el mundo”.

En 2024, fue reconocido como Mejor Viticultor del Año” por el crítico británico Tim Atkin, uno de los nombres más influyentes del mundo del vino. Un motivo más para escuchar sus consejos.

¡Buen domingo a todos y gracias por leerme!

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