Hay varios elementos que muestran cómo el gobierno de EU y la delincuencia organizada son factótum para el gobierno mexicano, esto es, son los verdaderos poderes dominantes.
La operación inteligente de la entrega/captura del Mayo Zambada y de su ahijado, Joaquín Guzmán López, muestra el peso específico de EU, así mismo expresa el valor de la narcodelincuencia frente al poder político mexicano.
Hasta el momento el gobierno mexicano no tiene idea de qué ocurrió con ambos delincuentes, su narrativa repite lo que fuentes estadounidenses dicen, a partir de que caen del cielo en El Paso Texas.
La fuente de información siguen siendo los medios de comunicación, los comunicados oficiales de las autoridades de EU y algunas declaraciones de los dos delincuentes detenidos y de sus abogados.
La impresión inicial era deslindarse, decir que el gobierno mexicano no había tenido ninguna intervención, luego que no sabían nada, después solicitando información a las autoridades de EU y, todavía más, requiriendo que hubiera pruebas de lo que declarara el señor Zambada e insistiendo más aún, información detallada a EU de la forma en que se trasladaron ambos delincuentes hacia EU.
El presidente mexicano ha pedido también al Mayo Zambada que revele los acuerdos con las autoridades de EU, y los vínculos que ha tenido con funcionarios de México y EU.
El proceder presidencial, respecto a la situación del Mayo y su ahijado, así como de las autoridades de EU, ha sido objeto de conjeturas y refutaciones, de gran ignorancia y un nerviosismo extraño, en donde aparece un gran temor por lo que pudieran decir estos dos delincuentes en EU, por si pudieran involucrar a personajes públicos mexicanos en cuestiones de narcotráfico, corrupción e impunidad.
Los que en el pasado llegaron a festejar, algunos personajes de la vida política nacional, respecto a las declaraciones de los testigos protegidos sobre el ex secretario de seguridad pública, Genaro García Luna, ahora muestran posibles pasos en la azotea, con un silencio de catacumbas.
Lo dicho por ambos delincuentes habrá de mantener a la opinión pública y a algunos funcionarios a la expectativa.
La desorientación gubernamental habla de una tensa relación entre las autoridades de EU y México.
Estos hechos habrán de empañar los festejos del cambio de gobierno. Preocuparán a quienes pudieran ser señalados como cómplices de la narcodelincuencia.
Marca el pulso político del final sexenal y del inicio de un nuevo gobierno.
La asignatura de seguridad pública, interna y nacional no ha sido aprobada; en muchas partes del territorio nacional, la delincuencia hace de las suyas.
Ahora el mundo lo sabe y eso también se le debe al Mayo Zambada y a su ahijado.
Después de más de dos semanas, habrá que repensar México, sus políticas públicas en materia de seguridad e impulsar el buen uso de la inteligencia y la operación anticrimen. Los tiempos deben aprovecharse a favor de la sociedad.