Un mes y medio después de la tragedia de la Línea 12 del Metro, que dejó como saldo 26 muertos y más de 80 heridos, Florencia Serranía se fue de la Dirección General del Sistema de Transporte Colectivo- Metro, pero dejó como herencia un cochinero.
La forma en que dejó el cargo –nadie aclaró si renunció o si la destituyeron— es un reflejo del desdén, falta de transparencia y opacidad que caracterizaron la gestión de alguien que nunca justificó su nombramiento.
Fue tan escaso el interés de Florencia por dar mantenimiento al sistema de transporte, que la sugerencia de Obras y Mantenimiento del STC permaneció acéfala durante muchos meses.
Y cuando por fin Florencia decidió cubrir ese puesto, nombró a la joven Alejandra Flores, una recién egresada de la UNAM, que no tiene experiencia ni en obras de gran impacto ni el servicio público.
Pero la negligencia y la falta de previsión no fue todo lo malo en la gestión de Florencia Serranía, pues también hubo irregularidades en la contratación de obras y servicios, lo que podría derivar en un desvío de recursos.
En consonancia con las políticas de la autodenominada “Cuarta Transformación” a nivel federal, la ahora ex directora general del Metro se olvidó de las licitaciones y convirtió la adquisición directa en su método favorito para asignar contratos.
El pasado 27 de mayo la revista digital emequis publicó un reportaje en el que documenta el hecho de que el Metro, bajo la gestión de Serranía, entregó contratos con montos millonarios a empresas fachada y a personas físicas que supuestamente prestaron algún tipo de servicio.
Varios de esos contratos, por cinco millones 950 mil 800 pesos le fueron entregados a un individuo de nombre Luis Rodolfo Sandoval Martínez, a pesar de que no cuenta con cédula profesional que le permita otorgar algún tipo de servicio profesional calificado.
El domicilio fiscal de Rodolfo es una casa particular en la parte más alta de un cerro en Chimalhuacán, estado de México, un lugar desde donde difícilmente se podría prestar algún tipo de servicio como los que requiere el Metro.
El STC-Metro también entregó cinco millones 100 mil pesos a una empresa con razón social Sitting Bull Grill Shop, cuyo giro principal es la venta de cortes de carne. ¿Qué tipo de servicio le contrataría el Metro a una empresa como ésta por el dinero entregado?
Otra empresa beneficiada con contratos injustificados es Devici S.A. de C.V., la cual recibió adjudicaciones por dos millones 600 mil pesos y cuyo domicilio fiscal, que debería estar en el municipio de Tlalnepantla, estado de México, no existe.
Otra más es Industrias Sipgo, misma que ha recibido en lo que va del año contratos por poco más de 15 millones de pesos, aunque en el domicilio fiscal que registró, en Cuautitlán Izcalli, se encuentra un taller mecánico de camiones de carga con nombre comercial Servicio Uribe.
Serranía también se fue sin trasparentar los detalles del contrato que mantiene el Metro con la agencia de publicidad ISA, la cual tiene el monopolio de todos los espacios publicitarios, incluidas las pantallas que hay en todos los andenes del sistema.
El trato del Metro con ISA data de hace muchos años, desde cuando el PRI gobernaba la ciudad, pero esos contratos, que implican una danza de muchos millones de pesos, nunca han sido transparentados.
Florencia pudo haberlo hecho, pues pertenece a un gobierno que presumía de que sería diferente. Pero no lo hizo ni su sucesor lo hará, porque de hacerlo podrían aparecer algunos tratos poco decorosos que involucren a ex jefes de Gobierno de la etapa de la alternancia, entre ellos a ya sabemos quién.
OFF THE RECORD
**DESVERGÜENZA DE GATELL
Hay muchas cosas que Hugo López-Gatell no tiene y una de ellas es la vergüenza-
Acusar de golpistas a quienes protestan por la falta de abasto de medicinas para niños con cáncer merece una serie de adjetivos que mis manos se resisten a escribir.
Pero bueno, es uno de los orgullos del hombre de Palacio.
**CANDADOS A LA CHIQUILLADA
El pasado miércoles, Morena presentó en la Comisión Permanente una iniciativa para endurecer los requisitos para el registro de nuevos partidos políticos.
Ante el fracaso de los tres satélites con los que pensaba contar, ahora Morena pretende que ya nadie más lo intente. Y que si lo hacen, les cueste más trabajo que a ellos.
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