BURDOS DISTRACTORES USA LA CUARTA TRANSFORMACIÓN

Pues hay que decir que el panorama político no es precisamente halagador para Andrés Manuel López Obrador y para los integrantes de la llamada Cuarta Transformación.

La pandemia de coronavirus se ha puesto en un plan sumamente impertinente y ha hecho caso omiso de las indicaciones del titular del Ejecutivo federal, que sugirió abrazarse y salir de paseo con la familia.

Aparentemente el virus del COVID-19 es fifí y conservador, pues se ha empeñado en evidenciar las limitaciones para gobernar del hombre de la Chontalpa, provocando cincuenta mil decesos, que lo dejan muy mal parado.

De manera paralela a los estragos en el tema de salud, la pandemia ha provocado una caída espectacular de la economía, que se siente a través del índice de precios y de la falta de empleos, que son ya evidentes de Sonora a Yucatán, parafraseando el eslogan publicitario de una afamada marca de sombreros.

Estas situaciones han llevado a los empleados de la Cuarta Transformación a buscar distraer la atención de la opinión pública, a través de diversos subterfugios. Algunos de ellos, muy burdos. A continuación, hablaremos de los más importantes:

1.- El empeño del presidente en no usar cubrebocas.- Es de todos conocido que Andrés Manuel López Obrador es un empecinado adversario del uso del cubrebocas, llegando a proferir estupideces como cuando aseguró que lo usaría el día que se acabe la corrupción.

2.- La rifa del avión presidencial. Uno de los grandes embustes de la Cuarta Transformación, habida cuenta que no se puede enajenar un bien que se encuentra bajo el régimen de arrendamiento financiero, que todo mundo entiende, a excepción del primer mandatario.

3.- El caso Lozoya. – La estrella de los distractores oficialistas, utilizado para que la gente crea el discurso de la lucha contra la corrupción y como cortina de humo para disimular el escalofriante panorama del pésimo manejo de la pandemia y de la caída en picada de la economía nacional, con la parafernalia aterradora que por añadidura se deriva: inflación, aumento de precios, desempleo, incremento de la criminalidad y muchas otras cosas más.

La realidad es que López Obrador no busca como distraer a la ciudadanía de la inminente catástrofe que nos aguarda (en todos aspectos) y se pondrá de cabeza y contará chistes, si se necesita para desviar la atención de los temas torales.

Porque si los mexicanos se fijan bien de lo que está sucediendo y se ponen a razonar en los motivos y consecuencias de la emergencia que padecemos, seguramente se organizarían, si no para dar un golpe de estado, al menos para generar las alianzas electorales para sacar a patadas a López Obrador y sus secuaces, en los próximos comicios.

Y a López Obrador y demás paniaguados, lo anterior, no les conviene de ninguna forma. Así que dispóngase a contemplar la mayor cantidad de barbaridades y chabacanerías que la limitada creatividad de los promotores del Lopezobradorismo sean capaces de imaginar.

No espere nada creativo ni sofisticado, porque la elegancia y la originalidad no se les da. Pero sabedores de la indignación que generan con sus ardides tan burdos y pueriles, que ponen a los ciudadanos a la altura intelectual de las acémilas, tratarán a toda costa de mantenernos entretenidos.

Nada más no olvidemos a la hora de votar que el país está en ruinas y vuelto un cementerio, gracias a los buenos oficios de un presidente, que cada día deja más claro que no está en sus cabales.

Dios, Patria y Libertad