CNTE en Chiapas, dispuesta a pagar con sangre

Para la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sus acciones no tienen límites. De hecho, en algunas entidades, el magisterio disidente advierte que su movimiento podría terminar en sangre.

José Luis Pavel Escobar, vocero de la Sección VII de la CNTE de Chiapas, amenazó que si el diálogo con la Secretaría de Gobernación no funciona, los maestros están dispuestos a asumir los costos que sean; incluso si se trata de defender su postura “con más sangre”.

En este momento la Coordinadora de Chiapas –que se encuentra en “alerta máxima”– parece seguir los pasos del magisterio oaxaqueño.

Al igual que ocurre en Oaxaca, los maestros chiapanecos no se repliegan; planean intensificar sus acciones en la Ciudad de México; están preparados para “cualquier sorpresa” del Gobierno Federal; mantienen cerradas las escuelas; han recibido apoyo de feligreses y obispos de la Iglesia católica y un largo etcétera…  

Eso sí, mientras que la CNTE oaxaqueña se mantiene renuente a desbloquear los caminos y carreteras, el magisterio de Chiapas acordó levantar parcialmente 10 bloqueos –de los 18 que mantenían–; lo anterior se hizo para abastecer de gasolina a los distintos municipios del estado. No obstante, el gusto duró poco, días después de relajar los bloqueos, la CNTE intensificó los cierres en la frontera con Guatemala.

Por otro lado, vale la pena comentar que la CNTE de Chiapas –igual que la de Oaxaca– cuenta con el apoyo de 10 organizaciones sociales, educativas y políticas. Se dice que alrededor de 12 mil personas nutren los bloqueos en las vías de comunicación.

De hecho, según una nota publicada por Diario Milenio, estos grupos ligados a la Sección VII, “tienen entre sus métodos de presión y de lucha, el bloqueo de carreteras y dependencias, retención de funcionarios, marchas, actos vandálicos, y de humillación a los ´traidores´, como ocurrió con seis profesores de Comitán trasquilados”.

Además, los aliados de la CNTE en Chiapas están embozados, utilizan bombas molotov, invaden predios, mantienen una actitud agresiva contra la población, toman casetas y edificios públicos, y también secuestran autobuses de pasajeros.

Por donde se mire, el escenario en Chiapas es igual o más grave que en Oaxaca; entonces preguntamos, ¿por qué parece que nadie voltea la mirada a Chiapas?