Tribunal Electoral, el principal represor de la crítica

El Instituto Nacional Electoral inició un proceso en contra del periodista Joaquín López Dóriga –y de otros comunicadores–, por anunciar –durante las transmisiones por la visita del Papa–, que iniciaría una ronda de spots comerciales pautados por el mismo INE.

En su momento, aquí dijimos que se trataba de una grosera censura, de una cobarde persecución y advertimos que el árbitro electoral se había convertido en un inquisidor de la libre expresión.

Sin embargo, en entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Horacio Vives –experto en derecho electoral–, explicó que el asunto se reduce a un tema de procedimiento.

De acuerdo con Vives, el Tribunal Electoral dictaminó –en el marco de la elección de 2015–, que era ilegal que los medios de comunicación transmitieran cortinillas antes de los bloques de spots pautados por el INE.

Es decir, que la ronda de anuncios de los partidos políticos debía emitirse junto con el resto de los comerciales, sin ningún tipo de separador.

En esa lógica, cuando el periodista López Dóriga –y otros igual que él– advirtieron que iniciaban los comerciales del INE, el Instituto Electoral determinó que se trataba de una advertencia similar a la de las cortinillas. En consecuencia, iniciaron un procedimiento ante el Tribunal Electoral para que –la autoridad judicial–, determinara si el comunicador –y otros–, cayeron en alguna irregularidad.

Sin duda, el argumento del Doctor Vives parece impecable. Sin duda, la explicación que ofrece parece cumplir con los principios de congruencia y coherencia. Y sin duda, habrá quien diga que el Tribunal –y el INE–, simplemente hicieron lo que les corresponde.

No obstante, es igualmente cierto que la obtusa interpretación del Tribunal abre la puerta para que todo tipo de comentario en medios se interprete como un “separador” o como una “cortinilla” y se persiga a los periodistas que cometen el delito de anunciar una ronda de spots electorales.

Evidentemente, como también argumentó el Doctor Horacio Vives, es una pena que los comunicadores, los políticos, los candidatos, los gobiernos y los opositores no puedan decir lo que quieren, cuando quieren y como quieren. Pero también es vergonzoso y hasta reprobable que los árbitros electorales –ya el INE, ya el Tribunal–, excedan sus funciones e intenten normar asuntos que no deberían competerles.

Y es que, en los hechos, tanto el INE como el Tribunal hacen las veces de censores y eso, a todas luces, no abona a la democracia, no garantiza las libertades y no beneficia a los mexicanos.

Seguramente son pocos los países en que se procesa a un comunicador porque hace algo que “se parece” a una falta que, de suya, es absurda. Ridículo.