SIDA, machismo más que prevención; la omisión de Mercedes Juan

En México la transmisión del VIH sigue siendo una realidad incómoda, en especial para la Secretaría de Salud Federal que carece de estrategias para promover la salud sexual de la población. El VIH debe enfrentarse desde muchos ámbitos pero de manera obligada hablando de sexo, de su disfrute y de los riesgos cotidianos que conlleva su ejercicio.

Advierto lo anterior porque el 98% de los casos de transmisión del VIH se realizan por relaciones sexuales sin condón, particularmente cuando hay coito con personas que desconocen su estado serológico.

La ausencia de campañas generales y específicas sobre salud sexual es un indicador de este desinterés. No hay prioridad en el despacho de Mercedes Juan López, secretaria de Salud, para gestionar recursos y organizar una verdadera estrategia nacional destinada a advertir a la población del riesgo real de adquirir las diversas infecciones de transmisión sexual, incluido el Virus de la Inmunodeficiencia Humana.

Esta falta de liderazgo federal en materia de prevención bien podría fortalecer el programa de acceso gratuito para tratamiento antirretroviral que ha logrado detener la evolución del VIH en varias decenas de miles de personas, aunque para medir si se está controlando efectivamente la epidemia el indicador lo constituye la reducción de la transmisión no la efectividad del tratamiento.

Los reportes del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/Sida (CENSIDA) lejos están de ayudar a comprender la dinámica de la transmisión sexual del VIH porque definitivamente no están hechos para eso. Aquí tampoco existe interés.

Y es que el total nacional de personas con VIH/Sida notificado durante 2015 (hasta el 13 de noviembre) suma 7, 274 casos, que comparado con el año pasado parecería ser menor. Sin embargo,  la comparación debe hacerse no con los casos anuales sino con el número de pruebas aplicadas, porque si algo está caracterizando a la administración de Mercedes Juan es la poca aplicación de pruebas de VIH en el país.

Sin embargo, también es verdad que este es un asunto que rebasa el ámbito sanitario, ya que el problema del Sida es igualmente cultural. Nuestro machismo colectivo bien podría explicar por qué sigue habiendo transmisión de esta infección. No por otra cosa hablamos de una epidemia masculina y no por otra cosa el hombre es el principal vector en la transmisión de este virus.

Si bien la infección se concentra en hombres que tienen sexo con hombres (hay sin duda casos de hombres heterosexuales con VIH), no debe olvidarse que más allá de la práctica o preferencia sexual en México todos los hombres hemos sido educados como machos. Y el machismo explica en gran parte por qué el virus sigue teniendo una prevalencia masculina, pues nuestra vulnerabilidad descansa, como decía Carlos Monsiváis, en la aceptación de que algo nos puede pasar pero que, definitivamente, no creemos que nos vaya a pasar.