La elección del próximo año tendrá al menos tres particularidades:
Uno. La reelección
Gracias a la reforma política –aprobada hace meses–, quienes resulten electos como alcaldes o diputados –locales y federales–, podrían repetir en el cargo.
Es decir, que los presidentes municipales y legisladores electos el próximo año podrían permanecer en el cargo hasta seis años.
Por eso, no sería extraño que el reparto de candidaturas y los tiempos de campaña sean más álgidos de lo normal.
Dos. Las alianzas
Las dirigencias del PAN y del PRD –así como algunos políticos prominentes de ambos partidos–, han dejado circular la idea de que la izquierda y la derecha sumarían esfuerzos en un bloque de oposición al PRI.
Es decir, que una vez más veríamos los acuerdos antinatura que llevaron al cargo a gobernadores ausentes como Gabino Cué en Oaxaca, gobernadores inútiles como Ángel Aguirre en Guerrero o gobernadores virreyes como Rafael Moreno Valle en Puebla.
Cabe recordar que en la elección de este año –en que se votó por nueve gobiernos estatales–, azules y amarillos se negaron a ir en alianza. Según dijeron, habrían competido en solitario como parte de un acuerdo en el marco del Pacto por México.
Tres. Los candidatos independientes
El triunfo de Jaime Rodríguez –el Bronco–, en la elección de Nuevo León desató una “ola independentista”. Es decir, que no serán pocos los políticos que buscarán gubernaturas, curules y alcaldías “por la libre”.
Sin embargo, no está de más recordar que 12 congresos estatales –de las 13 entidades que participarán en el proceso electoral–, han puesto candados al registro de estas candidaturas.
Ahora bien, tampoco sobra señalar que la Suprema Corte podría echar abajo estas restricciones. Además, hace días, la dirigencia del PAN adelantó que promoverán una serie de reformas para facilitar la inscripción de candidatos independientes.
En esta lógica, hay quien dice que esta jugada de Acción Nacional serviría para abaratar la candidatura independiente y fortalecer a los partidos.
