Secretaria de AMLO, más cara para el Estado que Fox o Calderón

En su “Proyecto de Nación 2018-2014”, Andrés Manuel López Obrador promete al electorado becas y obras de infraestructura a precios exorbitantes que –según él– financiará simple y sencillamente con austeridad y combate a la corrupción.

Apenas el pasado 4 de diciembre, durante su gira por Guerrero, el tabasqueño dijo: “El nuevo gobierno democrático tendrá ahorros a partir de evitar la corrupción y cortar el copete de privilegios… los grandes sueldos de los altos funcionarios públicos, como los que cada ministro de la Suprema Corte ganará en 2018… 650 mil pesos mensuales, y los ex presidentes de México tienen pensiones millonarias, ni Obama tiene esa pensión”.

Entonces, allí están identificados dos “copetes de privilegios” que cortar: las pensiones de los ex presidentes y los salarios de los ministros de la Suprema Corte.

Al primer “privilegio”, el tabasqueño ya se ha referido extensamente: si gana la presidencia, eliminará de tajo la pensión de los ex mandatarios.

El segundo –el alto sueldo de los ministros de la Suprema Corte— también es un tema al que López Obrador se ha referido reiteradamente.

Como disco rayado, AMLO dijo en sus presentaciones del 12 y 25 de noviembre en San Luis Potosí y Michoacán, respectivamente, que “es un abuso que en el presupuesto de 2018 se permita que un ministro de la Corte gane 650 mil pesos mensuales”.

En realidad López Obrador miente, pues el máximo sueldo al que puede aspirar un ministro de la Suprema Corte es de 260 mil pesos mensuales.

Sin embargo, si se trata de ahorrar a través del ahorro de pensiones, López Obrador sí debería voltear hacia la Suprema Corte.

Y es que de hecho, los ministros de la Suprema Corte reciben pensiones incluso superiores a las de los ex presidentes.

Durante los dos primeros años posteriores a su retiro, los ex ministros de la SCJN tienen derecho a recibir el 100 por ciento de su salario. A partir del tercer año, y forma vitalicia, tienen derecho a recibir mensualmente el 80 por ciento del sueldo que percibían.

Para poner un ejemplo, el ex ministro Juan Silva Meza se retiró el 30 de noviembre de 2015, ganando 258 mil 679 pesos mensuales. Entre diciembre de 2015 y diciembre de 2017, Silva Meza recibirá la misma cantidad como pensión; y a partir de enero de 2018, tendrá derecho a recibir mensualmente y de por vida el 80 por ciento de esa cantidad: 206 mil 943 pesos.

En cambio, la pensión de los ex presidentes asciende –de acuerdo con datos oficiales– a 205 mil 122 pesos al mes.

Dicho de otro modo, para el Estado mexicano, la pensión de un ex ministro o ex ministra de la Corte sale más cara que la de un ex presidente. Ello sin mencionar que hay muchos más ex ministros retirados que ex presidentes cobrando pensiones: de los cinco ex presidentes que quedan con vida, sólo dos —Luis Echeverría y Vicente Fox— siguen cobrando; otro —Felipe Calderón— la dona a la asociación de niños con cáncer “Aquí nadie se rinde”; y los otros dos —Carlos Salinas y Ernesto Zedillo— renunciaron a su pensión.

Entonces, ¿por qué AMLO no propone eliminar las pensiones de los ex ministros pero sí bajar el sueldo de los actuales o eliminar las pensiones de los ex presidentes?

La respuesta quizá tiene que ver con que el tabasqueño tiene a ex ministros entre sus amistades.

Se trata del ex ministro de la Suprema Corte Genaro Góngora Pimentel, a quien AMLO habría designado como Consejero Jurídico de su gobierno en caso de haber ganado las presidenciales de 2012. Y por supuesto, de la ex ministra Olga Sánchez Cordero, quien sería Secretaría de Gobernación en caso de que el tabasqueño triunfe en 2018.

Olga Sánchez Cordero se retiró de la Corte el mismo día que Juan Silva Meza, y percibía el mismo sueldo: es decir que estos dos años ha recibido como pensión 258 mil 679 pesos mensuales, y a partir de enero recibirá 206 mil 943 pesos mensuales. Es decir, más que los 205 mil pesos mensuales que reciben Echeverría, Fox y Calderón.