¿Por qué AMLO alucina a Meade? (2)

Quienes conocen a Andrés Manuel López Obrador saben que es un hombre de buen corazón, y que por esa razón está genuinamente preocupado por que el PRI tenga a un candidato verdaderamente competitivo en las elecciones de este año.

No puede atribuirse sino a ese interés por la salud del PRI que por semanas insistiera que el mejor candidato a la Presidencia por el tricolor era Osorio Chong.

El pasado 9 de noviembre declaró lo siguiente:

“Que Peña, por influencia de Videgaray, decidió a favor de Meade. Aunque Osorio está arriba en las encuestas ya lo están haciendo a un lado. Que haga lo que hizo la señora Margarita, él tiene muy buena amistad con uno de esos partidos que surgieron, que lo desean postular, ¡que se lance!”.

Y ya que se dio el ‘destape’ de Meade, AMLO no dejó inmediatamente de protestar por lo que consideró una injusticia: “Osorio debería haber sido el candidato, estaba mejor posicionado que Meade”, dijo el martes 28 de noviembre.

No importaba que los hechos estuvieran consumados. AMLO insistía. El 26 de diciembre, apenas recomenzando actividades después de Navidad volvió a la carga:

“No estoy para dar consejos, pero lo que tienen que hacer es, antes de que se cumpla el plazo de renuncia, si van a sustituir a Meade que piensen en otro que no sea Nuño, que no dejen de pensar en Chong”.

Cuando ya era inútil insistir en Osorio, entonces AMLO cambió el discurso:

“Creo que el plan es cambiar a Meade y poner a Nuño, porque Meade no levanta y creo que van a querer cambiarlo. Por eso es que a Nuño me lo están lanzando un día sí y al otro también”, dijo el 29 de diciembre.

Y ya en este mismo año, el pasado 4 de enero, declaró lo siguiente:

“El que manda es Videgaray, él fue quien impuso a Meade y ya está metido en la campaña y se está dando cuenta de que Meade no levanta. El mismo Videgaray está tramando quitar a Meade para poner a Nuño”.

Cada quien puede tener sus métricas para definir si una campaña ‘levanta’ o no.

Pero, de acuerdo con los resultados del estudio ARMA, que realiza Central de Inteligencia Política (CIP) y que hoy es publicado por El Financiero, como cada mes, la cobertura de medios que tuvo Meade en diciembre superó en 2 por ciento a la de AMLO y en 47 por ciento a la de Anaya. Son datos curiosos para una campaña que ‘no levanta’.

En las mediciones de Google Trends en los últimos 30 días, sin embargo, sigue observándose a AMLO muy por arriba de Meade, dejando en tercer lugar a Anaya.

Y seguramente AMLO va a mantener el primer lugar en las encuestas que se realicen en enero.

Pero, ironías aparte, no se entendería la obsesión de AMLO por quitar a Meade de en medio, si no fuera porque le preocupa seriamente la trayectoria que puede tener su candidatura. No por el hecho de que de modo inmediato vaya a aparecer en primer lugar, sino porque tiene el potencial para consolidar un segundo lugar que pueda propiciar el fenómeno de ‘voto útil’ en las últimas seis semanas de la campaña, allá por los meses de mayo y junio.

Y AMLO sabe perfectamente que, si se perfila una contienda de dos, las posibilidades de que, de nueva cuenta pierda la elección, van a crecer.

Salvo que usted piense que López Obrador está genuinamente preocupado por el PRI, al que quisiera ver fuerte y competitivo, el temor de perder de nuevo es lo que conduce a convertir a Meade en tema recurrente de sus comentarios, pues lo mira como una real amenaza.