Lecumberri corrompió a muchos y a otros los forjó, como a Luis González de Alba

 

José Agustín publicó a finales de la década de 1970 su novela El Rey Se Acerca a Su Templo, donde relata la historia de dos amigos que comparten el gusto por las drogas y cada uno a su modo termina por conocer su verdadero “yo”.

Ernesto es el personaje que nos interesa en esta ocasión, pues es la representación del hombre que por querer pertenecer a un grupo, a pesar de aborrecerlo, termina cediendo su verdadera personalidad.

El joven es un traficante de droga que más temprano que tarde terminará encontrándose con su némesis: Miguel Carlos, un agente de la policía que una noche abusa de él y lo recluye en la cárcel para convertirlo en vendedor de narcóticos dentro de la prisión.

De este modo, José Agustín nos revela el mundo de la corrupción que existe dentro de las cárceles mexicanas, en donde los privilegiados son aquellos que saben hacer negocios y lucrar con las necesidades de los otros reos.

Cabe recordar que el autor de la novela estuvo preso en Lecumberri en 1971 por posesión de drogas, lo que le permitió conocer desde sus entrañas al gran monstruo que se gesta dentro de las cárceles de México debido a la corrupción e impunidad que ahí operan.

Resulta curioso cómo la situación en los penales del país sigue siendo igual desde entonces y cómo cada experiencia dentro de Lecumberri varía de acuerdo con el narrador.

Lo anterior viene a cuenta a propósito del reciente deceso del escritor Luis González de Alba, quien también estuvo recluido en el palacio de Lecumberri y de acuerdo con su versión: “los años en el palacio no fueron malos”.

En algunas entrevistas hechas previamente a su fallecimiento, González de Alba también describe la cárcel como un espacio donde la extorsión, la corrupción y la impunidad eran cosa de todos los días.

Sin embargo, para él la experiencia fue distinta porque al igual que otros estudiantes presos por el movimiento del 68, el contacto con otros reclusos era nulo, y padecían ciertas restricciones que terminaron convirtiéndose en ventajas.

De este modo, González de Alba conoció por primera vez su faceta de escritor, pues se encargó de redactar crónicas sobre el 02 de octubre que más tarde pasarían a formar parte de La Noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, sin el crédito correspondiente, por cierto.

En la novela de José Agustín, El Rey Se Acerca a Su Templo, descubrimos que la prisión puede corromper al más puro e inocente.

En la vida real podemos negar la premisa, porque Luis González de Alba vivió la experiencia de ser un recluso de Lecumberri y ocurrió lo contrario, pues obtuvo las bases para ser el escritor que fue; es decir, uno de los mejores en su género.

No obstante, todo depende del contexto, de quién y cómo llegó a determinada situación, ¿o no?