Este miércoles, el diputado constituyente del PRI, Carlos Humberto Aceves del Olmo solicitó a la Mesa Directiva de la Asamblea Constituyente licencia para separarse de su cargo.
Aunque el también dirigente de la Confederación de Trabajadores de México —quien no se había presentado a las sesiones— no justificó de manera alguna su ausencia, el presidente de la Asamblea, Alejandro Encinas, le concedió la licencia, con lo que son cuatro los constituyentes que se separan definitiva o temporalmente de su cargo.
Los otros asambleístas que solicitaron licencia son los morenistas Javier Jiménez Espíritu, quien regresa a sus labores en noviembre, y Bruno Bichir, quien se ausentó por una semana para cumplir con sus compromisos como actor, pero ya está de vuelta en su curul. Por otro lado, el periodista Carlos Payán es un caso aparte debido a que nunca pudo presentarse en la Asamblea por motivos de salud.
Ante esta fuga de constituyentes, el presidente Encinas no se muestra preocupado y se limita a afirmar que seguirá atendiendo las solicitudes de licencia “como vayan llegando”.
Pero, ¿Dónde está el compromiso de los diputados constituyentes?
Y es que tal parece que la elaboración de la Carta Magna para la Ciudad de México pasa a segundo plano cuando surgen compromisos personales, laborales o, ahora en el caso de Aceves del Olmo, sindicales.
Acaso los más grave es que estos personajes son —o deberían ser— representantes de los ciudadanos capitalinos. Sin embargo, su labor legislativa no parece importarles.
Además de las incongruencias del Proyecto de Constitución presentado por el Jefe de Gobierno, las constantes e interminables negociaciones para repartir presidencias y secretarías de las comisiones entre los grupos parlamentarios, y los pleitos entre partidos, ahora a la Asamblea la amenaza el absentismo y desinterés de algunos diputados constituyentes.
Cabe recordar que, aunque no han solicitado licencia, los también morenistas Héctor Bonilla y Damián Alcázar también son sendos faltistas. De hecho, Alcázar no ha asistido a ninguna de las cuatro sesiones de la Asamblea que se han llevado a cabo durante este mes para poder cumplir con sus labores actorales.
¿Y la Constitución? Bien, gracias.
