Con dos panistas de primera fila, el PAN buscará recuperar el gobierno de Chihuahua luego de una administración desastrosa de César Duarte, a quien se le ha señalado en múltiples ocasiones por presuntos actos de corrupción.
¿Quiénes están en la carrera de 2016?
Gustavo Madero
Antes de que hiciera públicas sus aspiraciones a la silla presidencial, Gustavo Madero era un fuerte aspirante al gobierno de su natal Chihuahua. Sin embargo, los reacomodos al interior de PAN parecen dejarlo fuera de la contienda rumbo a 2018, pero no así de la sucesión en Chihuahua.
Si bien es cierto que el propio Madero se descartó para competir en 2016, el descalabro del panismo en los comicios federales cambió por completo el escenario político y dejó pocas opciones al chihuahuense. Tan pocas, que su capital no alcanzó ni para llevarse la coordinación de su grupo parlamentario.
Además, la debilidad de los cuadros panistas en el estado abre el camino para que el exlíder de los azules entre como bateador emergente. Esta versión se fortalece con el espaldarazo que Cruz Pérez Cuéllar, exdirigente estatal del PAN, dio en febrero de este año a la eventual candidatura de Gustavo Madero. “Si el PAN logra tener un candidato como Madero tenemos altas posibilidades de ganar, pero si el PAN vuelve a ser rehén de Corral y Barrio vamos a volver a perder”, declaró el maderista.
¿Dejará Madero su curul en San Lázaro para buscar la Casa de Gobierno de Chihuahua?
Javier Corral
Para promover su candidatura a la presidencia del blanquiazul, Javier Corral ha recorrido el país llamando a la “rebelión de las bases”, y uno de los estados donde mayor presencia y simpatías ha tenido es, precisamente, Chihuahua.
Así, si el proyecto de Corral fracasara, como todo indica que sucederá, quizá una de las salidas alternas para el senador con licencia sería buscar de nueva cuenta la candidatura panista al gobierno de Chihuahua.
Y es que Corral compitió por la gubernatura en 2004 bajo los colores de Acción Nacional, pero fue derrotado por el priísta José Reyes Baeza.
Una eventual candidatura de Corral tendría, sin duda, el apoyo del exgobernador Francisco Barrio, cuya influencia en el panismo del estado sigue vigente. Lo que no se ve tan claro es el respaldo de los maderistas-anayistas, pues Javier Corral ha sido uno de los críticos más acerbos del actual líder del PAN y de quien muy seguramente lo sucederá, Ricardo Anaya.
Aunque un escenario que no debe descartarse es el de una negociación que beneficie a ambas partes: a Anaya, con la presidencia nacional del PAN, y a Corral con la candidatura en la bolsa.
Graciela Ortiz
La senadora Graciela Ortiz, del PRI, se destapó a principios de Julio. En una entrevista con la radio local, Ortiz aceptó lo que muchos ya sabían: que aspira a la candidatura de Chihuahua.
¿Con qué respalda sus ambiciones?
La senadora Ortiz ha tenido una larga carrera legislativa a nivel local y federal. Asimismo, ha presidido al PRI chihuahense. Pero el que quizá sea el mayor de sus activos es la cercanía al impresentable mandatario César Duarte, de quien fue Secretaria de Gobierno. Se dice en la prensa del estado que la tercia con que Duarte jugará la sucesión serían la senadora Ortiz, Héctor Murguía, exalcalde de Juárez, y Enrique Serrano, alcalde en funciones del mismo municipio.
Enrique Serrano
Días después de los comicios federales de 2015, Enrique Serrano, actual presidente municipal de Juárez, alzó la mano para sustituir en el gobierno a César Duarte. Fiel al guión, declaró que si su partido lo llamaba y la gente lo quería, él buscaría la gubernatura.
Para defender sus aspiraciones, Serrano cuenta con un ejército de 21 exdiputados del tricolor que en los primeros días de julio ofrecieron su respaldo público al alcalde de Juárez. Y por si esto fuera poco, el diario Norte Digital ve en Serrano al delfín de César Duarte.
En el ámbito político, Enrique Serrano ha sido diputado local y federal, y pertenece al grupo compacto del gobernador.
Héctor Murguía
La tercera ficha de César Duarte es el exalcalde de Juárez, Héctor “El Teto” Murguía.
En fechas recientes, Murguía se unió al gabinete de Duarte, en el que fungirá como Coordinador de Políticas Públicas. Lo anterior fue visto por los analistas locales como una señal de que el gobernador aceptaba a Murguía como un aspirante a sucederlo y le daba espacios para lograrlo.
Sin embargo, columnistas de El Norte Digital señalan que si bien Murguía logró una posición en el organigrama, no ha conseguido acomodarse en el gobierno, donde ya hay claras alianzas en favor de tal o cual aspirante.
Héctor Murguía fue senador de la república de 1994 al 2000 y ha sido electo dos veces alcalde de Ciudad Juárez.
Marco Quezada
Marco Adán Quezada, exalcalde de Chihuahua, es otro de los priístas que ya levantó la mano para la contienda de 2016. Quezada pertenece al Grupo Delicias, que encabeza el exgobernador José Reyes Baeza Terrazas. Quezada, sin embargo, no tiene la bendición de Duarte. ¿Por qué?
Porque el Grupo Delicias, al que Marco Quezada pertenece, es en los hechos la única oposición a César Duarte dentro del PRI estatal. Se dice que la rivalidad es tal, que Quezada y compañía han considerado la posibilidad de una candidatura independiente y que es a ellos a quien el impresentable Duarte dedica la “Ley antibronco” que hace poco se aprobó en el congreso chihuahuense. ¿Será?
Hasta el momento, Quezada ha negado una ruptura con el PRI y, según la Crónica de Chihuahua, ha centrado sus esfuerzos en el trabajo de tierra entre las bases del PRI.
Lilia Merodio
Lilia Merodio, originaria de Ciudad Juárez, es la integrante más joven del grupo parlamentario del PRI en el Senado y un probable dolor de cabeza para César Duarte. ¿Por qué?
Porque, aun sin la bendición de Duarte, Merodio ha hecho públicas sus ambiciones políticas, que incluyen la gubernatura del estado en 2016.
El 23 de julio, en reunión con la Sociedad de Periodistas y Comunicadores de Ciudad Juárez, Merodio habló claro sobre sus planes. “Son los tiempos del priísmo juarense de organizarse para que sea un juarense el candidato a la gubernatura”. En el mismo acto, la senadora criticó el crecimiento de la deuda municipal y responsabilizó al alcalde y supuesto delfín, Enrique Serrano, del descontrol financiero. Asimismo, advirtió que una cargada por parte del gobierno rompería la unidad del partido. ¿Acaso estaba enviando un mensaje a César Duarte?
La respuesta, quizá, puede encontrarse en una entrevista posterior con El Norte Digital. Ahí Merodio aceptó ser “medio bronca” y dijo deberse, más que a un partido político o a un padrino, a los ciudadanos. ¡Qué tal! No conforme con esto, Lilia Merodio amenazó con rechazar cualquier parcialidad y lanzó un dardo contra el gobierno duartista: aseguró que los chihuahenses no quieren continuidad ni un candidato oficialista.
Sobre el caso de “El Bronco”, Merodio opinó “que si no hay el espacio de participación [en el PRI] es legítimo que un expriista aspire a ser gobernador”.
¿Se acerca una fractura en el PRI local?
Según se ha dicho, los miembros del Grupo Delicias, encabezado por el exgobernador Reyes Baeza, no verían con malos ojos una candidatura con Merodio a la cabeza y estarían dispuestos a sacrificar a su hombre fuerte, Marco Quezada, si éste no lograra la fuerza necesaria, ya sea como independiente o como aspirante del PRI.
Juan Blanco Zaldívar
Recién electo diputado federal, Juan Blanco Zaldívar suena ya en los corrillos políticos como uno de los panistas que buscarán la candidatura al gobierno de Chihuahua.
Aunque el diputado aún no acepta que aspira a la nominación –que tendrá que disputar con su compañero de bancada Gustavo Madero–, su popularidad entre el panismo local y, sobre todo, entre los votantes en general, lo coloca como una de las opciones más viables para su partido.
Y es que credenciales no le faltan. Fue presidente de la COPARMEX Chihuahua y en 2004 recuperó la presidencia municipal de Chihuahua para el PAN. Más reciente es su triunfo en las elecciones de 2015, cuando fue la honrosa excepción de los blanquiazules. ¿Por qué? Porque Blanco Zaldívar fue el único panista en toda la entidad que obtuvo una curul por mayoría relativa. De no haber sido por él, el impresentable César Duarte habría logrado el llamado “carro completo”.
En 2009, Juan Blanco Zaldívar se enfrentó al gobierno del entonces gobernador José Reyes Baeza –quien hoy se halla al frente del ISSSTE–. En plena campaña electoral, Blanco fue detenido por cohecho; se le acusaba de recibir 5 millones de pesos por otorgar a la empresa Sirsa una concesión durante su mandato en Chihuahua capital. Los panistas consideraron la aprehensión de Blanco como un acto autoritario de Reyes Baeza y un intento por descarrilar su campaña rumbo al Congreso, pero, sobre todo, a la gubernatura. Blanco Zaldívar pasó 6 días tras las rejas y, un mes más tarde, perdió la elección.
