El asesinato de Silvino Martínez Hernández, líder del PRD en Miahuatlán, Oaxaca, y regidor en el mismo municipio, parece inaugurar los saldos rojos de la elección de 2016.
De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del estado, el perredista habría sido ejecutado por un grupo de hombres, cuando aquél salía de un restaurante en esa población. Al dirigirse a su domicilio, Martínez Hernández recibió seis disparos por la espalda. Los sospechosos huyeron del lugar.
Aunque no se sabe el móvil del crimen, la prensa local reporta que Silvino Martínez ha tenido conflictos con vendedores ambulantes de la localidad. Según esas versiones, Martínez habría promovido el desalojo de vendedores ambulantes que no pertenecían a la organización que encabeza su hermano, Porfirio Martínez.
Además, en días pasados, Silvano Martínez habría expresado su interés en ser el candidato del PRD a la presidencia municipal de Miahuatlán.
El crimen permite recordar otros que quizá podrían relacionarse por una posible causa política.
También en Miahuatlán, el periodista Filadelfo Sánchez Sarmiento fue asesinado en julio al salir de la estación de radio desde donde se transmitía su programa. Las autoridades señalaron que la principal línea de investigación era una venganza por críticas que Sánchez Sarmiento había emitido.
El otro asesinato ocurrió el 19 de mayo de 2015. Ese día Jehová de la Cruz Gallegos, coordinador de la Unión Campesina Oaxaqueña (UCO)-Partido del Trabajo (PT) en Juchitán, fue asesinado a balazos en ese mismo municipio.
Así, parece que en algunas zonas la política oaxaqueña se rige por la ley del más fuerte. La pregunta es: ¿será la violencia una constante en el proceso electoral que está próximo a iniciarse?, ¿será éste el primero de más políticos asesinados?
