Venezuela y Oaxaca, la culpa es del gobierno

Todo el mundo sabe que en Venezuela predominan la violencia, el desabasto y la ausencia de autoridad.

Y también, todo el mundo sabe que en Oaxaca la historia es bastante similar.

Sin embargo, lo que pocos saben –y nadie se atreve a explicar–, es quiénes son los responsables de esta situación.

En La Otra Opinión platicamos con los periodistas Roberto Molina –de Oaxaca– y Juan Carlos Aguirre –de Venezuela–, para tratar de comprender cómo es que llegamos a este punto.

Para Molina, Oaxaca se descompuso hace unos 33 años, cuando el gobierno federal fabricó un sindicato de maestros con intereses políticos, electorales y clientelares. Desde entonces, este sindicato construyó redes de complicidad con los gobiernos estatales, al grado que los gobernadores hicieron millonarios a los líderes sindicales y los líderes aprendieron que podían forrarse de dinero a través de marchas y plantones.

En Venezuela, por otro lado, el gobierno de Nicolás Maduro no tiene contrapesos. Una a una, el dictador Maduro se ha encargado de obtener el control de todas las instituciones e instancias de poder. De hecho, el único espacio de oposición –desde finales del año pasado–, es la Asamblea Nacional. Acaso por eso, Maduro nombró una serie de magistrados –completamente alineados al régimen–, quienes frenan todos los intentos de la Asamblea por poner en orden a Nicolás Maduro. Incluso existe la amenaza de que la Asamblea Nacional desaparecerá en menos de seis meses. Por eso no sorprende que a pesar de que ya existen todas las firmas para el referéndum revocatorio contra Maduro, el Tribunal Supremo se pierda en largas para validar el proceso.

Regresando a Oaxaca, Roberto Molina explicó que la impunidad con que opera la CNTE sólo se compara con la complicidad que existe entre la Coordinadora y los gobiernos. Después de todo, el gobierno estatal –así como sus instituciones–, han hecho negocios con la Coordinadora. Es decir, que mientras la Coordinadora se nutre con dinero público, los gobiernos de Oaxaca aprovechan los recursos de la CNTE para hacer negocios personales.

En este momento, continuó Roberto Morales, Oaxaca está en manos de un gobernador que dice ser demócrata y que asegura que no permitirá la represión. Sin embargo, en su afán demócrata, el gobernador Gabino Cué ha permitido que se violenten los derechos de los ciudadanos. Si a esto se agrega que los alcaldes están rebasados y que los diputados son parte de la misma mafia, entonces a nadie debe sorprender que Oaxaca viva la situación que vive.

En el escenario anterior, sentenció Molina, la única alternativa es que el gobierno federal haga su trabajo y aplique la ley. Ya que, al final del día, no se explica cómo es que los trabajadores del Estado –con sueldos y horarios seguros– tengan el poder para tomar las carreteras, paralizar el estado y afectar la economía.

Un escenario similar ha provocado la fuga de 1.6 ó 2 millones de venezolanos en los últimos 15 años. Según Juan Carlos Aguirre, la falta de trabajos bien remunerados ha detonado la salida de quienes integraban la clase media venezolana; una clase que parece en extinción. En las condiciones actuales, explicó el periodista, el esparcimiento, comer en la calle o vivir como viven en otros países es un lujo. Por eso, muchos han preferido salir del país. Las familias de Venezuela tienen que preocuparse –y ocuparse– en hacer filas o por conseguir el dinero para comprar los básico. O si lo prefiere, la vida del venezolano es un día a día que se debate entre la comida y en ver si llegarás vivo a casa; debido a los niveles excesivos de violencia.

En un tono perturbadoramente familiar, en Oaxaca domina la industria del chantaje. Desde hace años, centenas de organizaciones se dedican a bloquear, a doblar a la autoridad, a bajar recursos y a enriquecerse. En palabras de Roberto Molina, con todo el dinero que se ha destinado al desarrollo del campo y a la pobreza en Oaxaca, ambos asuntos deberían estar resueltos. No obstante, esto no ocurre porque los recursos públicos se quedan en manos de los liderazgos sociales, mientras que la mayoría de los ciudadanos apenas sobreviven. Es decir, que el gobierno se pone de rodillas en aras de la gobernabilidad y permite que una mafia de supuestos activistas sociales no sólo se enriquezcan con dinero público sino que condenen al fracaso a todo un estado.

Finalmente, sobre el ejercicio del periodismo en ambos lugares, Roberto Molina calificó su labor de complicada. La represión, la amenaza y la censura son una constante. Mientras que Juan Carlos Aguirre advirtió que en Venezuela, los periodista están amenazados, censurados, autocensurados, presos, en el exilio o buscando trabajo en otros paises. No hay opción.