Vaticano abre puertas a divorciados; avance lento pero sólido

“Es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado, se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda creer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia”.

Estas palabras son del Papa Francisco y aparecen en su exhortación apostólica sobre la familia: Amoris Laetitia. En el texto, el Sumo Pontífice se dirige a las personas divorciadas que se volvieron a casar y llama a los sacerdotes a incluir a estos individuos en la vida pastoral.

A lo largo de 261 páginas –para la versión en español–, Francisco recuerda que la iglesia debe ser humilde y realista. El Papa reconoce, además, que si algunos se han alejado de la religión es por la rigidez con que suelen presentarse las convicciones cristianas.

Además, Bergoglio se proclamó en favor de la educación sexual para niños y adolescentes, bajo la consigna de “sexo seguro”.

No es sorpresa que Amoris Laetitia –al igual que otras declaraciones y acciones del Papa Francisco–, incomodó a amplios sectores de la comunidad internacional; incluyendo a la alta jerarquía Vaticana.

No obstante, para otros, el posicionamiento del argentino estuvo lejos de la expectativa. Y es que a pesar de que Francisco cuestionó asuntos básicos relacionados con el capitalismo, la pobreza, la migración y el cambio climático; estos individuos sostienen que le hizo falta profundizar en algunos temas. Que, en realidad, el Papa se quedó corto.

Lo cierto es, sin embargo, que el documento es un paso importante para la iglesia católica. Por donde se mire, aunque menor, Amoris Laetitia es el primer paso hacia una transformación al interior de la iglesia católica, la misma que cada año con año pierde más adeptos.

Con su Amoris Laetitia, Francisco trata de resolver los principales problemas que enfrentan los feligreses. Además, promueve un cambio que, lentamente, podría regresar a la iglesia parte de la credibilidad perdida.

Por cierto, no está de más explicar que una exhortación apostólica, en sí misma, no tiene el poder para cambiar la doctrina de la institución. No obstante, el posicionamiento del Papa puede influir a los sacerdotes y los obispos que promueven “la palabra de Dios”.

Además, ésta es la segunda vez que Francisco emite una exhortación de esta naturaleza. La primera —Evangelii Gaudium– se publicó en 2013 y es vista como el manifiesto de Francisco. En aquel texto, el Pontífice advirtió que la iglesia debe ser abierta y humilde antes las necesidades reales de la gente.